En nuestra pregunta de hoy, estamos buscando aprender más acerca de la dinámica metafísica del amor. Ra menciona el amor en muchos contextos, mencionando incluso conceptos tales como “el gran sanador de las distorsiones es el amor” [62.26] y “el amor es el gran protector.” [63.5] Nos gustaría saber, metafísicamente hablando, cómo el amor puede hacer éstas cosas tales como proteger y sanar. Y cómo nuestra experiencia del amor, que podría describirse como una vibración, se relaciona con el concepto del tiempo/espacio y con nuestra experiencia del tiempo/espacio. Cuando nuestra vibración se aproxima al amor, nuestra percepción del tiempo parece cambiar. ¿Se produce una fusión del espacio/tiempo y tiempo/espacio en esta experiencia similar a la de las densidades más altas, y cómo se relaciona esto con la dinámica del amor en el reino del tiempo/espacio?

(Jim canalizando)

Soy Q’uo y os saludamos a cada uno de vosotros en el amor y en la luz de este día. Os damos las gracias por habernos invitado a estar presentes dentro de vuestro círculo de búsqueda. Es un gran honor y un privilegio para nosotros poder estar aquí junto a vosotros, porque cuando unís vuestros corazones buscando al unísono la naturaleza de la verdad, creáis una luz tan brillante que se distingue fácilmente dentro de los reinos del espíritu. Son muchos los que se alegran de veros reunidos, de vuestras preguntas, de vuestra búsqueda, de vuestra participación, de ser lo que verdaderamente sois, una parte del Único Creador aventurándose dentro de la ilusión de la tercera densidad para encontrar allí el amor y la luz que se hallan por doquier, y que dentro de vuestra densidad parecen estar tan escondidos que muchos incluso dudan de su existencia. Os aseguramos, queridos amigos, que cuando os reunís como hacéis hoy, sacáis a relucir el amor y la luz que todos pueden ver y compartir y participar del amor, de la sanación, de la protección, y de aquellas cualidades que podríais denominar la percepción intuitiva de la naturaleza de la realidad, porque el amor ha hecho todo lo que es. Si consideráis al amor como la fuerza activadora y creativa fundamental del Único Creador, y que ese amor es lo que construye la creación, os daréis cuenta de la unidad que se refleja en todas partes, en vuestro interior y en el exterior, porque el Único Creador está en todas partes.

De este modo, esta tarde formuláis una serie de preguntas relativas a la facultad del amor para poder sanar, para proteger, para ser capaz de manifestarse tanto en vuestra ilusión de tercera densidad del espacio/tiempo, como en los reinos espirituales o metafísicos del tiempo/espacio. Queridos amigos, para vosotros es posible observar el amor y contemplar una fuerza que puede hacer todas las cosas y no sólo las que habéis mencionado, porque el amor en su naturaleza básica no conoce límites. El amor puede ser visto como el concepto de lo que podríamos llamar el Logos, la energía primordial o la fuerza impulsora de la Creación en varias porciones que veríais como sistemas de estrellas y galaxias, ya que hay infinitos Sub-Logos esparcidos por toda la creación que son a su vez creación del Único Creador. Y estas entidades que veis como estrellas en el cielo por la noche y el sol en el cielo de día están haciendo el trabajo del Único Creador, haciendo posible para muchas partes del Único Creador descubrir no sólo su propia naturaleza como entidades individuales, sino también, en el curso de su evolución, descubrirse a sí mismos como una imagen holográfica del Único Creador mismo. De este modo, el Único Creador es capaz de descubrir más sobre sí mismo por medio del ejercicio del libre albedrío de cada una de esas entidades que se han puesto bajo la tutela de los diferentes Sub-Logos.

Así pues, ¿como puede el pensamiento del amor, aquel que veis como el corazón abierto compartiendo compasión, comprensión y aceptación, ser capaz de protegeros y, digamos, de sanaros? En esencia, se trata de dos aspectos de una capacidad del pensamiento del amor que parten desde el centro de energía del rayo verde de cada ser que ha abierto el corazón para dar y recibir amor. Cuando amáis, estáis despertando esta misma cualidad en las entidades de vuestro entorno, en las fuerzas de la naturaleza, por así decirlo, que también os rodean. Si podéis abrir vuestro corazón con vuestra capacidad para amar a esas entidades, esas experiencias y esas cualidades de vosotros mismos que veis reflejarse en todo lo que os rodea, entonces estaréis creando una vibración no sólo en vuestro propio corazón y en vuestro propio ser, sino una vibración que se extiende al exterior hacia aquellos que se hallan en vuestro entorno, hacia aquellos que van con vuestra voluntad, con vuestro ser, con la naturaleza de lo que sois. Se produce una vibración que por simpatía se establece de tal modo que el amor que sentís por los demás se refleja desde ellos a vosotros, porque el amor se dirige a sí mismo, vuestro amor y su amor son un solo amor. Entonces, este amor, si os decidís a hacerlo así, puede proporcionaros una especie de escudo vibratorio, podríamos decir, que sólo permite entrar a aquellas otras cualidades del amor que deseéis experimentar en modo de protección o de sanación. Porque cada uno de vosotros ha elegido esas experiencias dentro de vuestra encarnación, y las habéis elegido antes de encarnar con objeto de poder descubrir más acerca de la naturaleza del amor que existe en el interior de vuestro ser, y cómo puede darse conforme avanzáis más y más en el camino espiritual, en la reunificación con el Único Creador al que veis en todo lo que os rodea.

De este modo el amor, que parte de vosotros en ofrenda a los demás en función de vuestro libre albedrío, crea una vibración que por simpatía es capaz de vibrar en la cualidad de la comprensión, la cualidad de la plenitud, la cualidad de la sanación, de tal modo que retorna de nuevo a vosotros, y os ofrece una sensación de bienestar, despierta nuevamente en vosotros la consciencia de que en verdad todo está bien, y si pareciera que eso no lo percibierais así, entonces quizás sería necesario que valoraseis de nuevo vuestra propia percepción dentro del estado de meditación. Porque vosotros sois de hecho una parte del Único Creador. Vosotros habéis aceptado varias distorsiones dentro de vuestro ser con el fin de trabajar con ellas para equilibrarlas. Si os parece que estas distorsiones os causan daños, enfermedad, o pérdida de vuestra sensación de bienestar, entonces hay una trabajo que podéis realizar con provecho para fomentar el desarrollo de vuestra propia evolución, que consiste en estar cada vez más en armonía con la cualidad básica del amor que existe en todas partes, queridos amigos, y muy especialmente dentro de los corazones de aquellos que lo buscan.

En este momento, quisiéramos transferir este contacto al conocido como Steve. Somos aquellos de Quo.

(Steve canalizando)

Soy Q’uo y estoy con este instrumento. Quisiéramos comenzar nuestra comunicación a través de este instrumento dando las gracias a todos los aquí presentes, así como a este instrumento, por el amor manifestado en la intención que ha dado lugar a que acudáis a este espacio de búsqueda, porque en esta confluencia sentimos un amor que se escucha en los cielos, y esto nos proporciona una especie de onda portadora dentro de vuestra dimensión que nos permite llevar a cabo el servicio que nos toca ser capaces de ofrecer a vuestras gentes. Este amor, podríamos decir, es una especie de energía transdimensional capaz de atravesar barreras o umbrales, digamos, de luz que por otro lado mantiene una esencia diferenciada, de tal modo que puedan desarrollarse experiencias dentro de dominios separados sin verse entorpecidas ni anuladas por experiencias que, de aceptarse, serían motivo de gran confusión para aquellos que tratan de encontrar su camino. Participar en comunicaciones de esta naturaleza en las que se atraviesan dimensiones constituye una circunstancia inusual o extraordinaria, y os podríamos sugerir que es el amor mismo el que proporciona la posibilidad de este tipo de contacto.

Al reflexionar sobre la naturaleza del amor, puede decirse que se trata de una energía de elevada esencia que precede a la diversidad que hace posible la experiencia individual. Y en este sentido puede decirse que el amor es un concepto que tiene más de un significado. En la experiencia que ahora disfrutáis, el amor puede ser visto como una actividad que os compromete y en el la que os comprometéis. Vosotros amáis a otros, vosotros os sentís amados por otros, y en esta especie de mutuo compromiso sois capaces de participar en una danza que os permite descubrir momento a momento, día tras día, año tras año, encarnación tras encarnación, que sois cada vez más como aquellos que amáis, cada vez más como aquellos que os aman.

Ahora bien, la clase de amor que se manifiesta y experimenta por aquellos que están individualizados –los que disfrutan de vidas en las dimensiones que se rigen, como diríais, por el tiempo y el espacio– son los que forman parte de una clase de entidad cuyas raíces son anteriores a que el tiempo y el espacio pasasen a un primer plano. Precisamente por esa misma razón el amor en sí mismo puede ser visto como una especie de transporte de un dominio o dimensión a otra, y también puede ser visto como la característica que más clara y profundamente define el pensamiento original dentro del Creador original. Así, el Creador se ha sometido a través de las eras a un número infinitamente grande de distorsiones o divisiones de sí mismo –separaciones de sí mismo desde sí mismo– y estas separaciones son aquellas a las que les hemos dado el nombre de “libre albedrío”. Cada chispa individual, o faceta, o centelleo 1 del único gran pensamiento original está programao de tal manera que buscará de nuevo su fuente, y así buscando, volverá a la fuente con un conocimiento mejorado acerca de sí mismo. Hasta donde alcanza nuestro entendimiento, queridos amigos, ese es el propósito de la creación. La creación es un evento continuo situado dentro del amor, de manera que el amor parte de sí mismo con la intención expresa de volver a sí mismo. Pero a medida que este proceso se ha reiterado una y otra vez, se ha creado un sistema de ilusiones por medio del cual ha sido posible que estos centelleos de amor que han brotado de la fuente se expresen ellos mismos, y depuren sus balances internos de manera que el conocimiento del amor original que traigan de vuelta a la fuente pueda resultar más elocuente, más refinado, y en ese sentido pueda proporcionar mayor información.

Precisamente, esas mismas estructuras, dado que los puntos de amor individuales surgidos pueden expresarse cada vez más, ofrecen la posibilidad a cada uno de esos puntos de origen, a cada uno de esos pequeños sub-Logos como los que vosotros sois, de descubrirse a sí mismos sin amor, de hallarse abandonados como entidades que flotan en un vasto mar rodeados por todas partes de lo desconocido. Y cuando cada uno de estos centelleos perdidos de amor/luz empiezan a encontrar dentro de sí mismos aquellos recursos que les permitan comenzar el viaje de regreso al Creador, pueden aprender a dar el nombre de “amor” a la energía que los sustenta a lo largo del viaje, desde el comienzo y con la mirada puesta en el final. Ahora bien, como ocurre de hecho, el amor es de tal naturaleza que puede verse dirigido de modos muy distintos, y puede verse atrapado en configuraciones muy diversas, y puede verse frustrado porque tal multiplicidad de direcciones le haga sumirse en confusión; puede perderse; puede sentir que no hay camino al hogar. Y llegados a este extremo, el amor –y la búsqueda interior que finalmente es el único recurso que puede sanarlo, que puede proporcionarle la orientación más clara– puede sentir como, por primera vez, está sondeando las profundidades de la naturaleza de amor que han permanecido veladas durante mucho tiempo y que, de hecho, en cierto modo nunca antes habían sido reveladas. Y es verdad, queridos amigos, que cada uno aquí posee un amor secreto que es único sólo para el, y un amor secreto, podríamos decir, que el Creador, la fuente original de todo amor, anhela que vuelva a sí mismo como revelado.

Ahora bien, a medida que reflexionáis sobre este proceso, podéis sentiros asombrados al daros cuenta de de lo que tiene lugar durante eones y más eones de lo que vosotros llamáis tiempo. Y sin embargo, podríamos sugeriros que, en cierto sentido, todos estos vastos eones de tiempo a los que os sometéis [a través de] vuestros diversos ciclos de encarnaciones –moviéndoos de una densidad a la siguiente y a la siguiente– todos estos eones de tiempo son, de hecho, como un instante. Porque hay una razón, basada en la naturaleza misma del amor, para la que todo tiempo es simultáneo. Esto apunta a una cualidad del amor que es bastante difícil de entender, sobre todo para alguien cuya experiencia se dosifica momento a momento, especialmente para alguien cuyo sentido del tiempo pasado es memoria y que vive como anticipación el tiempo futuro, y que sitúa el yo entre el pasado y el futuro de un modo tal que parece sugerir que el tiempo mismo es un fenómeno pasajero, un fenómeno en constante movimiento. El movimiento es una manifestación de energía que adopta estructuras por si misma, y estas estructuras han demostrado ser bastante útiles para poner en contexto a aquellas almas intrépidas que se han aventurado a adentrarse en la Creación, habiendo perdido la noción de su propia procedencia, habiendo renunciado voluntariamente al sentido primordial de estar conectados con todo lo que es, de tal modo que las características particulares de ser un centro de amor individualizado puedan explorarse más claramente, puedan refinarse perceptiblemente, puedan relacionarse más diferenciadamente con otros aspectos distintos del amor.

Vosotros disfrutáis actualmente de una experiencia en la cual la sensación de haberos apartado del gran pensamiento original es de lo más intensa que puede ser, porque todos vosotros os habéis comprometido a una serie de vidas que conllevan el velo del olvido. El primer efecto de olvido es la pérdida del sentido de lo que sois como seres conectados a la totalidad en el amor. Y es por ese motivo que para vosotros, la experiencia misma del amor por lo general implica superar el sentimiento de no ser amado, y a menudo implica el tener la sensación de participar en actividades que en sí mismas no son de naturaleza amorosa. Sin embargo, podríamos aseguraros que, en su sentido más amplio, en el sentido que muchos de vosotros estáis recordando ahora, el amor es todo lo que hay, y que es lo que hay involucrado en la percepción que lográis al abrir vuestros corazones –al abrir vuestros corazones a los demás, al abrir vuestros corazones a toda la Creación alrededor vuestro, al abrir vuestros corazones a vuestro ser más íntimo– y al encontrar aquel sutil susurro que os saluda desde la fuente original, ese sutil susurro del “hola” del Infinito Creador, que llega a través de los marcos ilusorios del espacio/tiempo y del tiempo/espacio. ¿Por qué, podríais preguntar, se dan estos marcos ilusorios? ¿Por qué, podríais preguntar, hay una distinción entre lo que llamáis espacio/tiempo y lo que podría llamarse tiempo/espacio? Y podríamos responder de este modo: os podríamos sugerir que el espacio/tiempo es un contexto que os permite el ser capaces de concentraros intensamente trabajando con energías cuidadosamente desarrolladas, y al trabajar de manera tan concentrada, sois capaces de conseguir penetrar de algún modo en lo que llamaríamos la frontera desconocida de la Creación.

El olvido ha sido especialmente útil en este sentido, ya que hay elementos o características del Creador que sólo han salido a relucir debido a lo que ha trascendido en los reinos en los que el velo ha estado operativo. Fijaros que antes de la llegada del velo –que a su vez era una posibilidad que tenía que descubrirse– no hubo entidades que se hubieran comprometido a polarizar en sentido negativo; no existía el concepto de ser capaz de servir exclusivamente al yo, porque había la suficiente cantidad de conciencia residual de estar conectado a la energía primigenia de amor como para que el sentido completo de separación ni siquiera se percibiese como una posibilidad. Así, el que se diera no sólo la posibilidad sino también la puesta en práctica de una manera de expresar el amor del Creador como el amor a sí mismo exclusivamente fue una novedad, por así decirlo, presentada al Creador como manifestación de un concepto de sí mismo que antes no tenía.

Ahora bien, a nuestro entender ese amor que se limita al amor a sí mismo es un amor que es, de hecho, autolimitante, y que debe, en algún momento de su evolución, aprender a moverse más allá de esa configuración, y al hacerlo, adquiere nuevamente la polaridad primigenia del otro amor. Pero mientras tanto algo se ha aprendido, algo se ha aprendido en el ínterin acerca de la naturaleza de la Creación, de la naturaleza del Creador, de la naturaleza del amor, y podrá aprenderse cada vez más de qué manera el Creador mismo se expande en su consciencia de lo que significa ser una fuente de amor capaz de diferenciarse en amado y amante, capaz de ser el que ama y el que es amado. Y puesto que esa capacidad se basa en el acto creativo original del libre albedrío, también se da la posibilidad de ser aquel que no es amado o aquel que no ama. En última instancia, el amor no tiene opuesto, y sin embargo, cuando el amor se concibe como una actividad, ello hace que exista en un mundo donde los opuestos son posibles. Y de este modo, el amor, redescubriéndose a sí mismo como unidad, descubre que superando la controversia, superando el alejamiento, superando la sensación de hallarse perdido, ese amor descubre una profundidad que resultaba inalcanzable dentro de su propio ser. Así, puede fácilmente parecernos paradójico que el amor, para ser amor, haya necesitado atravesar los reinos de la falta de amor, haya necesitado perderse con el fin de encontrarse a sí mismo, pero vemos que, hasta donde somos capaces de entenderlo, ésta es precisamente la naturaleza de la Creación.

Lo que denomináis el reino del tiempo/espacio es un ámbito en el que el sentido de unidad es más prevalente, la sensación de estar rodeado de amor es más prevalente, y es un lugar donde aquellos que se han aventurado a entrar en los dominios del espacio/tiempo en los que se trabaja de un modo más intenso, puedan tomarse un respiro y recuperarse.

Somos aquellos de Q’uo, y en este momento querríamos volver a Jim para preguntaros si los presentes tienen todavía algunas preguntas en mente. Soy Quo. Adonai

(Jim canalizando)

Soy Quo y estoy de nuevo con este instrumento y os preguntamos si hay alguna otra pregunta en estos momentos.

Tengo una pregunta corta, Q’uo. Hay muchos en este grupo que son jardineros entusiastas y me gustaría que nos dijeran unas palabras acerca de la dinámica metafísica que hay tras la jardinería y el compartir amor y comunión con las plantas de segunda densidad.

Soy Q’uo y estoy al tanto de tu pregunta, querido hermano. De hecho, la segunda densidad es tan consciente del amor como lo es la tercera densidad, aunque tal vez sólo puedan expresarlo por medio de ciertas funciones y de forma limitada. Al participar en la experiencia de la jardinería, el cuidado de las plantas, la siembra, la escarda, labrando y enviando vuestro propio amor a estas entidades, que son conscientes a un nivel muy básico de la naturaleza del amor mismo, éstas son capaces de relacionar este amor que reciben con vuestra presencia, y son capaces así de hacer resplandecer este amor en su producción de flores, frutos y en la naturaleza misma de su propio ser que es una maravilla de equilibrio y de aproximación de la segunda densidad al Único Creador. También están aquellos espíritus a los que podríais llamar a los espíritus de la naturaleza, los devas, cada uno de los cuales tiene un cierto tipo de, digamos, tutoría o relación con las criaturas de segunda densidad, de tal modo que cuando estáis practicando la jardinería, no sólo estáis interactuando con las plantas de segunda densidad, también estáis interactuando con los devas y con los espíritus de la naturaleza que están a cargo de ciertas porciones de los reinos vegetal y animal. Estos también contienen al Único Creador en abundancia porque el Único Creador está en todas partes en todo momento, manifestándose de diversas maneras a aquellos que tienen oídos para oír, ojos para ver y corazones para entender.

¿Hay alguna pregunta más,querido hermano?

No, gracias.

Soy Q’uo y te damos las gracias, querido hermano. ¿Hay alguna otra pregunta en este momento?

No estoy muy segura de si es correcto lo que voy a decir, pero cuando estamos en nuestros jardines, o cuando sentimos amor por una persona, o al tener experiencias de este tipo, hay una amplitud, una apertura que sentimos y que también nos pasa a veces durante la meditación. Me preguntaba si estamos contactando con el espacio metafísico cuando se dan estos eventos, cuando suceden estas experiencias.

Soy Q’uo y estoy al tanto de tu pregunta, querida hermana. En las experiencias que mencionas hay un denominador común, por así decirlo, y es la supresión de la barrera intelectual que para muchos de aquellos de tercera densidad parece separarlos de las cualidades internas del mundo espiritual, como la sensación de amplitud que mencionas, el sentido de la naturaleza metafísica de la realidad en la que os movéis, vivís y existís. Cuando seáis capaces de alcanzar este estado, ya sea por medio de la jardinería, por medio de ejercicios, a través de la meditación, a través de la contemplación, por medio de la la oración –sea como fuere que alcancéis este estado– vosotros estaréis de hecho entrando en contacto con la naturaleza más auténtica de la realidad que podéis ser capaces de experimentar. Porque entonces habréis alcanzado un punto dentro de vuestro propio ser en el que este ser puede resonar en su interconexión natural con todo ello. En ese momento ya no tenéis la necesidad o capacidad de aislaros, por así decirlo, del mundo que os rodea, del Creador que existe en todo momento y en todo lugar. De este modo, si sois capaces de alcanzar este estado practicando la jardinería, será de mucha ayuda no sólo para vosotros como entidades individuales, sino también para los seres que os fascinan cuando practicáis la jardinería, las plantas de segunda densidad, y como dijimos previamente al conocido como Austin, también para los devas y los espíritus de la naturaleza.

¿Hay alguna otra pregunta, querida hermana?

Este tipo de experiencias ¿serían más habituales y fáciles de obtener cuando estemos en densidades más altas, especialmente ahora que nos estamos acercando a la experiencia de la cuarta densidad aquí en la tierra?

Soy Q’uo y estoy al tanto de tu pregunta, querida hermana. De hecho esto es así, porque en las densidades más altas ya no tendréis que lidiar con el velo del olvido. El velo de olvido es muy útil para la entidad de tercera densidad, ya que le permite tener experiencias que serían poco probables en las densidades más altas, dado que en las densidades más altas se es más consciente de la unidad de toda la Creación, del amor que es la fuerza que activa toda la Creación, porque en ese entorno particular es a menudo más difícil hallar un motivo para pasar de la perfección en la que se existe hacia nuevas manifestaciones del propio ser. Por lo tanto, la tercera densidad, donde olvidáis esa perfección, os ofrece la oportunidad de moveros hacia una polarización más intensa, por así decirlo, hacia manifestaciones más intensas de la vibración del amor en la medida que respondéis a las dificultades en vuestra propia experiencia de vida. Los problemas y los retos de vuestra experiencia de vida son regalos que os permiten invocar a la naturaleza espiritual de vuestro propio ser con el fin de resolverlos, para equilibrarlos, y para interiorizar el amor y la luz que descubrís en todo lo que os rodea. Sí, vosotros hallaréis que las densidades más altas os ofrecen mayor experiencia dentro de los reinos espirituales, en los reinos metafísicos, pero no olvidéis el gran ofrecimiento y el tesoro que es la tercera densidad, ya que os permite hallar esa perla de gran valor dentro de una ilusión que, para muchos en este tiempo, parece tener muy poco atractivo.

¿Hay alguna otra consulta, querida hermana?

No, eso ha sido muy útil. Gracias a vosotros y también a los instrumentos de hoy, esto ha estado muy bien. Gracias

Soy Q’uo y te damos las gracias, querida hermana. Al llamarnos para servir como vosotros lo hacéis, nos permitís seguir avanzando a lo largo de la mismo senda que compartimos con vosotros.

¿Hay alguna otra pregunta en este momento?

[Pausa]

Soy Q’uo. Parece que hemos agotado las preguntas por esta vez. Vamos a aprovechar esta oportunidad para agradeceros una vez más a cada uno de los presentes por habernos invitado a unirnos a vuestro círculo de búsqueda. Es un gran honor y un privilegio estar aquí con vosotros. Solamente por medio de vuestra invitación a estar presentes podemos tener presencia dentro de vuestra ilusión de tercera densidad. Aunque gran parte de los tesoros y los placeres del Único Creador se hallan ocultos dentro de esta ilusión, el presenciar aquellos que mostráis a través de vuestro propio ser son, de hecho, un verdadero placer para nosotros. Vuestra invocación al Único Creador en vuestras experiencias de vida cotidianas es un verdadero llamamiento a la fuente de todos los que estamos aquí, y de aquello que quiere expresarse a través vuestro cuando avanzáis a lo largo de vuestro viaje de encarnaciones, el viaje espiritual del buscador valeroso.

En este momento vamos a despedirnos de este instrumento y de este grupo. Os dejamos como os encontramos, en el amor y en la luz del Único Creador. Se nos conoce como aquellos de Q’uo. Adonai, Adonai, queridos amigos.


  1. Del inglés “scintilla” (sustantivo): Una pequeña chispa o flash; o una traza pequeña.