Nuestra pregunta de hoy tiene que ver con la relación del individuo con el Creador. Ra y otros de la Confederación hablan del yo como el Creador y que al comprender esto surge una mayor conciencia espiritual. Sin embargo, algunos de los más grandes místicos y maestros espirituales han pertenecido a sistemas espirituales que enseñan acerca de un objetivo externo o incluso una versión personificada del Creador. Los mismos de Ra hablan incluso de un anhelo entre el yo individual y el Creador. ¿Es beneficioso o tal vez incluso necesario para el crecimiento espiritual dentro de la tercera densidad tener esta percepción objetiva y externa del Creador?

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo y os saludamos a todos y cada uno de vosotros en el amor y en la luz de este día. Os damos las gracias por habernos invitado a unirnos a vuestro círculo de búsqueda. Para nosotros es un gran honor que nos hayáis invitado hoy. Siempre nos sentimos honrados de estar con vosotros. El poder responder a las consultas que nos presentáis es nuestra forma de servir. Hoy os pediríamos un favor, un favor que sabéis que siempre os pedimos, y es que uséis vuestro discernimiento para decidir cuales de las palabras que decimos tienen valor para vosotros, y dejar el resto atrás. No queremos ser un escollo para ningún buscador de la verdad. Quizás hayamos recorrido un poco más del camino en el que vosotros os encontráis y nos alegra ofreceros lo que hemos aprendido en el viaje que hemos realizado, pero no somos la máxima autoridad, somos vuestros hermanos y hermanas, como de hecho toda la Creación es un único ser y cada uno de nosotros tiene su origen dentro de ese único ser, el Creador Uno Infinito. Todos somos hermanos y hermanas en este viaje de búsqueda al reencuentro con el Uno.

Hoy vemos que nos habéis consultado específicamente sobre la naturaleza de este Único Creador y cómo puede el Creador ser visto por aquellos que lo buscan. Porque éste es el único punto dentro de la pregunta en el que todos están de acuerdo y que es: todos buscan al Único Creador, sea cual fuere la cultura o religión de que se trate. Bien sea que el Creador sea descrito como una fuerza, o fuente, que existe dentro de cada entidad, y de hecho en cada porción de la Creación Única, o bien que el Creador pueda ser visto como algo aparentemente externo al yo, que existe aparte del yo y pueda describirse de una manera que da un carácter objetivo a la naturaleza del Creador Único.

Consideramos específicamente la religión cristiana con la que este instrumento tiene experiencia, habiéndose criado dentro de sus confines, digamos, y habiendo estado sujeto a sus influencias. Hay muchos dentro de esta religión—de hecho la mayoría de los que la practican—que sienten que el Creador está realmente apartado del yo, que existe en un reino que a menudo se llama Cielo, o al menos sobre una nube en algún lugar distante; Que este Creador está lo suficiente apartado del yo como para que los que siguen la religión cristiana puedan pedirle al Creador un favor u otro a través de esa solicitud que llamáis oración; Puede suplicar al Creador que otorgue ciertas bendiciones, ciertas curaciones, ciertas comprensiones que quizás no serían posibles a menos que el Creador lo tuviese presente, digamos, para responder afirmativamente a tal aportación y oración. Y sin embargo, hay otros dentro de esta misma religión que adoptan una tendencia más mística, digamos, y sienten que el Creador está de hecho dentro de cada ser, que el conocido como Jesús estableció el modelo o el estándar para convertirse en un hijo de Dios, y que esta condición, o destino, o logro es accesible a todos, porque ¿no dijo el conocido como Jesús, “Las obras que yo hago también las haréis, y aun mayores que estas haréis”? ¿Cómo podría darse esto a menos que se reconozca que la filiación del Creador está abierta a todos? El hecho de que haya sido alcanzado por tan pocos, y de esos pocos menos aún son conocidos, no elimina la posibilidad, queridos amigos, de que éste es vuestro destino en algún momento. Si no en esta encarnación, entonces en otra. Porque como todos vosotros sabéis, vuestro viaje no ocupa una sola vida. Muchas, muchas vidas habéis empleado ya en este viaje; Muchas, muchas más emplearéis al proseguir este viaje, pues en muchos aspectos es un viaje infinito, así como el Creador es la infinidad misma.

A medida que avanzáis por el sendero espiritual, descubriréis que lo que se llama verdad o realidad lo percibís de diferente modo de un período de tiempo a otro, y sin embargo, ¿cómo puede ser que cambie lo que es verdadero o real? Esto es parte del misterio de este viaje, queridos amigos. Cada uno de vosotros lleva estas preguntas no sólo dentro de su ser, sino que cada uno de vosotros también tiene las respuestas. Nosotros los de la Confederación de Planetas al Servicio del Creador Uno Infinito no presumimos de enseñarles nada que no conozcáis ya en lo profundo de vuestros corazones y vuestras almas, porque todos vosotros provenís del Único Creador; todos vosotros existís dentro del Único Creador y todos os daréis cuenta plenamente de que esa filiación no está reservada sólo, por así decirlo, a los varones. Es un ministerio. El Único Creador y aquellos que se convierten en sus hijos constituyen el principio que asume la cualidad masculina de extender o dar vida a todo el resto de la Creación, que espera esa entrega de vida como principio femenino, así seáis biológicamente varones o mujeres. Vosotros esperáis los rayos vivificantes del sol: la energía inteligente del Creador. Así, hay una relación entre vosotros y el Creador que es, de hecho, el Creador que os busca, y vosotros los que buscáis al Creador.

En este momento quisiéramos transferir este contacto al conocido como Steve. Se nos conoce como aquellos de Q’uo.

(Canaliza Steve)

Soy Q’uo y estamos con este instrumento. Nos gustaría comenzar nuestra comunicación a través de este instrumento agradeciéndole a este instrumento el desafío que nos ha presentado y por la exigente minuciosidad con la que ha advertido las tentaciones que se le ofrecían para desviarse, incluso levemente, de la pureza del contacto que ha buscado con nosotros. Porque somos una fuente de naturaleza específica que os hemos descrito como servicio a los demás, y que implica un corazón abierto—un corazón que no sirve juzgando a aquellos para los que se destina este servicio. De hecho, dentro de la Creación están aquellos que también son del Creador y que no sirven de esta manera, y hemos descubierto que las dos modalidades de servicio son tan inmiscibles como el aceite y el agua, de modo que uno debe, de hecho, elegir la manera de su servicio, y uno debe elegirlo de nuevo en cada nueva ocasión con la máxima exigencia. En realidad esta exigencia formará parte del modo en que buscáis y en la que finalmente todos busquen al Creador. Buscar al Creador de una manera específica es un requisito del camino en el que ahora os encontráis.

Ahora bien, buscar por medio de la vía que hemos descrito como “servicio a los demás” parecería incluso sugerir que el servicio que vas a proporcionar, el servicio que buscas prestar cada vez mejor, es de hecho un servicio a otro ser distinto de ti, o a otros seres que no sean tú mismo. Debemos admitir que esto puede parecer algo paradójico, porque ¿no es cierto que todos somos uno y todos existimos en el Único Creador de todo lo que es? Y afirmamos que esto es cierto. Sin embargo, tiene sentido en la medida que podemos decir que adquiere sentido en el transcurso de la búsqueda, al situar tu búsqueda de tal modo que se abra para que se vuelva receptiva en relación con lo que aparentemente no es. Tu búsqueda parece tener la estructura de una proyección de lo que todavía no es, de lo que todavía no se ha convertido en una porción del yo, de aquello con lo que el yo busca relacionarse. Buscas relacionarte con otros seres a tu alrededor, con aquellos a quienes has aprendido a amar, aquellos a quienes quizás has aprendido a temer, a gustar, a disgustar, a evitar, a sentirte atraído— todas estas opciones de tratar con otros seres son de hecho una parte del proceso de búsqueda. Y puede parecer que al buscar relacionarte con lo que no eres, al tender la mano a uno, al tender la mano a otro, y en último término a la alteridad, si así pudiera considerarse, podría sugerir que lo que buscas no es lo que ya eres—porque si fuera lo que ya eres, verdaderamente ¿por qué habrías de buscarlo?

Ahí, en resumidas cuentas, está la paradoja de la búsqueda; porque tú eres el Creador como hemos dicho, pero tú también eres una porción del Creador para quien tiene sentido decir que busca. Y buscando, buscas transformarte, y al transformarte, te conviertes en algo distinto de lo que fuiste antes de experimentar la transformación. Y sin embargo, te decimos que esta alteridad que buscas, la alteridad en la que te conviertes, es una alteridad que, en verdad, no es en definitiva distinta del yo que ya eres.

Nos gustaría ilustrar esta cuestión sugiriendo que consideres cómo te relacionas con aquellas personas que consideras tus amigos, esas personas que consideras como parte de un grupo más amplio al cual tú también perteneces, con esas conexiones, con esos lazos que constituyen la sustancia del amor mismo. Aquellos a los que amas, si se entristecen, ¿no te entristeces con ellos? Aquellos a los que amas, si se alegran, ¿no te alegras con ellos? Así que, bien sea en la tristeza o en la alegría, ¿no sucede que cuando eres capaz de estar con ellos de una manera sincera y con un corazón abierto, las barreras entre uno y otro yo han disminuido hasta el punto de que hay una especie de reciprocidad? Y una reciprocidad en la que cada uno se abre a una forma de ser más profunda y más amplia, una incluso que puede haber sido inimaginable antes de la experiencia de abrir el corazón.

Así, un extraño fenómeno parece ocurrir cuando el corazón comienza a abrirse, y es que uno encuentra que el yo que uno ha sido se ha ampliado para ser capaz de incluir a otro yo dentro del propio yo—eso sí, no para poder dominar a ese yo, sino de tal manera que pueda participar en la aventura personal al permitir que los elementos interiores de uno mismo fluyan hacia afuera y se reúnan asimismo con la interioridad que fluye hacia el exterior del otro yo. En el punto de intersección uno obtiene un yo más grande, y si esto se puede estabilizar en una relación que fuera sostenible y tal que, en algún momento, también sea capaz de abrirse a otras inclusiones, entonces tendríais el principio de lo que hemos llamado un “complejo de memoria social”—es decir, una sentido de identidad de más amplitud de lo que sería si el yo se mantuviera como una realidad encerrada en sí misma.

Bien, uno puede ampliar este sentido de identidad paso a paso, incluyendo a agrupaciones cada vez más grandes y marcos de referencia cada vez mayores, y una forma de pensar en el Creador mismo es pensar en el Creador como la más amplia inclusión concebible de todos los seres disponibles en la Creación. Ahora bien, podéis estar seguros que ese pensamiento implica un gran salto que, a decir verdad, salta sobre un abismo experiencial considerablemente grande—es decir que los pasos intermedios son muchos y variados y lentos de realizar. Ahora bien, ese punto en sí mismo nos da la posibilidad de reflexionar sobre el Creador como si poseyera una especie de ser que—aunque verdaderamente es el ser que reside dentro y anima a cada criatura individual—también puede ser considerado como algo que tiene sentido en cierta medida al concebirse a sí mismo alcanzando; al concebirse a sí mismo buscando; al concebirse a sí mismo como quizás sin una comprensión total, a pesar de que está más cerca del que comprende de lo que el que comprende lo está de sí mismo, de sí misma.

Así puede afirmarse que el Creador busca al Creador dentro de todas y cada una de las criaturas. Y el drama de la Creación se reitera infinitamente, nivel tras nivel, en todas las Creaciones conocidas, a medida que, paso a paso, el Creador encuentra su camino de regreso a sí mismo en cada criatura. Mientras tienen lugar estos largos pasos de búsqueda, es perfectamente lógico crear una imagen, digamos, o un concepto, digamos, que represente el término de la búsqueda, y no hay nada malo en ponerle el nombre de “Creador”, o ponerle el nombre de“ Dios “, o ponerle el nombre de” Alá “,” Brahma “, o cualquier nombre que uno elija para asociar ese término a la fuente única de todo lo que es. “Busco al Creador” sugiere que el Creador es algo más de lo que yo mismo soy capaz de aceptar que es en el momento de buscar. Puedo decir esto ahora incluso aunque comprenda asimismo que la búsqueda en la que estoy comprometido no es una búsqueda de lo que actualmente se halla disponible en el mundo conocido. Ahora bien, representa un giro en el proceso de búsqueda que es muy revelador, el que de todos los bienes que puedan ambicionarse en el mundo presente, en el fondo ninguno de ellos satisface la búsqueda que yace en lo más profundo de mi corazón. Y por ello, es importante señalar que hay un momento de descubrimiento cuando uno se da cuenta de que la búsqueda más profunda es la que busca lo que está en el interior.

Ahora bien, aquí sugerimos nuevamente que hay una separación de los caminos con respecto a la modalidad de búsqueda sobre este punto, ya que hay algunos que han decidido, incluso cuando han llegado a la conclusión de que la búsqueda más profunda es la que busca lo que está en el interior, que eso que se encuentra en su interior puede describirse como algo que permanece inmóvil al alcance de un yo que se separa de todo el resto de la Creación. Esta es una modalidad de búsqueda que tiene la posibilidad de seguir una trayectoria de desarrollo espiritual que conduzca más allá de la etapa que actualmente disfrutáis, y por eso hay quienes buscan en sí mismos por encima de todo aquello que es posible disfrutar en una experiencia de cuarta densidad. Hay seres que se han comprometido ellos mismos a seguir separados del resto de la Creación que son capaces de disfrutar de la experiencia de quinta densidad, y algunos pocos yoes de esta clase han sido capaces de hacer la transición a las primeras etapas de la experiencia de sexta densidad. Ese es un camino posible y bastante largo para aquellos que buscan el yo de manera tal que rechazan la idea de que este yo pueda abrir sus barreras y permitir que todo el resto de la Creación lo inunde como lo haría con un corazón abierto. Así que hay un camino allí, y no es un camino que os digamos que despreciamos. Es una vía hacia el Creador por porciones del Creador que han escogido de manera diferente a la que nosotros hemos hecho. Ese no es nuestro camino; No es el camino que tenemos que compartir con vosotros. Si ese fuera nuestro camino, no estaríamos abriéndoos nuestros corazones. Si ese fuera nuestro camino, no nos sentiríamos uno con vosotros. Pero, queridos hermanos y hermanas, sentimos que somos uno con vosotros, y el ser uno con vosotros es simplemente la señal de que hemos escogido el camino del servicio a los demás, ya que de hecho sentimos que todos dentro de este círculo de búsqueda han escogido de igual modo. Y eso significa que estamos en este contexto que, desde la posición que ocupáis, puede parecer paradójica.

Vosotros sois nuestros amados otros que experimentamos como diferentes de nosotros mismos y, sin embargo, también como poseedores de una individualidad, un ancla en el ser de la Creación misma, que nosotros mismos compartimos. Ambos estamos vinculados a la misma fuente, y es por ello que es nuestra alegría experimentar vuestra alegría como la nuestra, es nuestra tristeza experimentar vuestra tristeza como la nuestra, que descubrimos que la alteridad que existe entre vosotros y nosotros, de hecho, se disuelve en la experiencia de compartir nuestro ser con el vuestro y vuestro ser con el nuestro. Este, afirmamos, es el sendero del corazón abierto en el que una y otra vez la alteridad se disuelve en igualdad, pero al hacerlo siempre se abre de nuevo a la gran aventura de la Creación, de la cual siempre emerge la nueva alteridad. Esto alcanza hasta donde somos capaces de aproximarnos a nuestra comprensión de la forma en que el Creador se experimenta a sí mismo. Se convierte en algo distinto de sí mismo y habiéndose convertido en algo distinto de sí mismo, vuelve otra vez a ser uno consigo mismo. Fluye hacia afuera, fluye hacia adentro; Fluye afuera, fluye adentro infinitamente. Uno puede descubrirse a sí mismo dentro de este gran flujo afuera y adentro y afuera y adentro, y uno puede verse inmerso en el ritmo de la Creación sin tener que decidir en ningún punto determinado si este o aquel elemento de lo que uno experimenta pertenece a lo interior o a lo exterior.

Y así encontramos que la pregunta que se ha planteado hoy es verdaderamente profunda, pues si se responde adecuadamente, debe hacer referencia a la aparente paradoja representada por toda la Creación. Sí, queridos amigos, tiene sentido buscar al Creador. Y la búsqueda parece sugerir que uno no es idéntico a lo que se busca, y sin embargo también sugeriríamos aquí que cada posible hallazgo involucrado en este proceso de búsqueda, conduce de nuevo a una parte más profunda del yo que ya es resonante con el Creador.

Somos aquellos de Q’uo, y os damos las gracias por invitarnos a participar en ese ser que todos vosotros habéis creado aquí de forma conjunta en esta ocasión; Ese ser que representa una luz brillante de un solo ser que busca con un corazón abierto al mismo tiempo que representa muchos corazones anhelantes abriéndose. Os dejamos en el amor y en la luz y volvemos al conocido como Jim. Adonai, queridos amigos, Adonai.

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo y estoy de nuevo con este instrumento. En este momento querríamos preguntar si a continuación pudiera haber alguna pregunta de la que podamos hablar.

Q’uo, P escribe: “¿Cómo podrían las almas heridas por la guerra recuperarse y sanar?”

Soy Q’uo y estoy al tanto de vuestra consulta, queridos hermano y hermana. Aquellas entidades de vuestra tercera densidad que se encuentran involucradas en las actividades bélicas que son tan frecuentes en vuestra ilusión son aquellas que se han dedicado a una determinada causa y han encontrado necesario defender esa causa tomando las armas contra otros que parecen no ser de su clase; O que parecen ser una especie de fuerza invasora o fuente de energía que podría causar daño si, de hecho, no se utilizasen las armas para repelerlos. Las actitudes belicosas que han sido tan frecuentes en vuestra experiencia de tercera densidad en este planeta, se han desarrollado durante gran período de tiempo y sufrimiento, no sólo en esta influencia planetaria particular, sino en otras que han proporcionado su población para este planeta, dado que sus propias graduaciones no pudieron ser reconocidas por toda la población, y una parte de la población necesitaba poder volver a experimentar la tercera densidad una vez más para hacer la elección final de servicio a los demás o de servicio al yo. Por lo tanto, las heridas que experimentan muchas de esas entidades militares en la actualidad no son sólo heridas en la presente encarnación, sino también heridas en el alma y en la psique. Estas heridas son profundas, queridos amigos. Son percepciones erróneas que con suerte enseñarán cierta lección. La percepción errónea es que aquellas entidades que están siendo combatidas son distintas que el yo—son tan diferentes del yo que tal vez no merezcan existir dentro de esta ilusión.

La sanación de todas las entidades que participan en tal belicosidad debe alcanzar no solamente el nivel de las lesiones físicas—éstas solamente son sintomáticas de heridas más profundas—sino que debe profundizar a nivel del alma de tal modo que haya una sanación que cure lo que se ha roto; una sanación que permita la revelación de ver con más claridad que cada entidad dentro de esta ilusión es otro yo, una entidad tan honorable y tan inteligente, tan sensible y tan deseosa de buscar elevadas verdades como cualquier otra entidad, incluyendo a los soldados que las combaten. Por lo tanto, es bueno que para que este tipo de curación ocurra los soldados heridos, así llamados, puedan buscar una especie de reconciliación muy dentro de uno mismo, para con todos los demás seres que han sido heridos, no sólo en esta encarnación sino en otras. Muchos de los soldados heridos no podrán ponerse en contacto con otras encarnaciones, pues esta densidad de la ilusión tiene un velo del olvido que es bastante eficaz, pero si estos soldados heridos pueden observar la situación actual que se está produciendo en los diversos dramas de facciones guerreras en varios países alrededor del globo y ver a cada uno como el yo y ver a cada uno como el Creador de alguna manera, entonces quizás pueda haber una curación dentro de aquel que de ese modo contempla de nuevo lo que antes fue visto incorrectamente. Esto requiere mucha dedicación no sólo por parte del soldado herido en esta vida, sino por parte de aquellos que apoyan a tal entidad en este viaje de búsqueda de la verdad. La curación que pueda ocurrir puede hacer que dicho soldado herido comience su propio viaje espiritual, sintiendo al comienzo la emoción del remordimiento y el compromiso con la verdad como una emoción sustentadora, de modo que un nuevo mundo se abra a tal entidad. Esta nueva visión que proviene del interior debido al compromiso que proviene de dentro es la que puede constituir el factor curativo para tal entidad.

¿Hay alguna pregunta más, querido amigo?

Q’uo, indicáis que esta belicosidad ha estado sucediendo durante mucho tiempo con este grupo y P sigue con ello y pregunta: “¿Cómo podrían finalizar en este planeta los ciclos del tratarse unos con otros con tal militancia, violencia y guerra?”

Soy Q’uo y estoy al tanto de vuestra consulta, queridos hermano y hermana. Esta no es una consulta fácil de responder, como podréis suponer, ya que hay muchos, muchos individuos, grupos, religiones, naciones y facciones que están adoptando tales actividades de guerra. La posibilidad de que esto se lleve a cabo en el corto tiempo que queda dentro de su ilusión de tercera densidad es muy pequeña, y sin embargo, siempre hay esperanza, amigos míos, de que en algún momento, la destrucción que se ha ocasionado a las poblaciones de este planeta pueda llegar a ser tan aborrecible para todos aquellos que lo ven que podría darse una elección hecha en un instante para deponer las armas, para abrir los corazones, y buscar de nuevo una humanidad compartida por todos los que la componen. Esto requerirá un gran esfuerzo por parte de todas las entidades que son conscientes de la necesidad de encontrar la paz dentro de cada corazón anhelante. Este es el viaje de muchas vidas llevadas a buen término en un instante. Es algo que ha ocurrido muy raramente dentro de la Creación del Padre, y sin embargo, ha ocurrido. Vuestro planeta en particular es uno que se halla densamente poblado por muchas entidades que están llegando a la conclusión de la necesidad de repetir esta densidad para que finalmente puedan realizarse sus elecciones de amor y servicio a los demás.

Sugerimos persistencia a todas las entidades conscientes para traer la iluminación a los que las rodean, para avanzar un paso tras otro en la medida de lo posible, para difundir las palabras a aquellos que tienen oídos para escuchar y corazones para entender y para ser incesantes en los esfuerzos de esta grande, gloriosa búsqueda. Quizás lo que es imposible se convierta en el sueño imposible cumplido.

¿Hay otra pregunta, querido hermano?

Eso ha sido especialmente hermoso. Gracias, Q’uo. Un buscador llamado John escribe y dice que en su investigación de la oración de San Francisco, descubrió que había algunas líneas omitidas de la oración original. Una de esas líneas era “Es en el olvido que encontramos”. Y se preguntaba por esa línea y preguntó cómo alguien podría encontrar valor en el olvido y cuando se sabe que algo no se olvidó.

Soy Q’uo y estoy al tanto de tu consulta, querido hermano. El olvido tal vez sea el olvido de lo que es falso. Mientras hablábamos en la pregunta anterior, vemos a un enemigo donde hay otro yo igual al yo, olvidando la ilusión que oculta la verdad de la unidad de todos, olvidando el carácter falso de la propia imaginación de lo que constituye la naturaleza de la verdad . Quizás tal olvido sea realmente valioso.

¿Hay alguna pregunta final, querido hermano?

¿Podría Q’uo comentar acerca de la fuente de inspiración para esa hermosa oración que San Francisco puso en palabras, ya sea la Confederación u otra? 1

Soy Q’uo y estoy al tanto de tu consulta, querido hermano. El que se conoce como San Francisco tenía un historial de encarnaciones previas en las que se le podría describir como “el monje”, que prosiguió dentro de la encarnación en la que compuso la oración que mencionas. Sus experiencias a lo largo de varias de sus encarnaciones anteriores en las montañas del Perú, le dieron la oportunidad de ver cómo las diversas características de la ilusión se aceptan tan fácilmente por las masas de población que habría una gran liberación de la energía combinada de amor y de aceptación, diríamos, si pudieran equilibrarse las tinieblas con la luz, la tristeza con el gozo, la desesperación con la esperanza, el daño con la curación, etc. De este modo, muchas experiencias dentro de la historia encarnacional de esta entidad le dieron la inspiración para componer este poema que es una descripción tan sucinta de la posibilidad de perdón dentro de esta ilusión—perdón para cada corazón que parece haberse desviado del amor, perdón para el yo que ha seguido desviándose, y el perdón de todos los que han perjudicado a cualquier otro yo. Porque al perdonar se para la rueda del karma, y porque el karma desempeña un papel tan grande e inexorable en los viajes de tantas entidades sobre vuestro planeta en este momento—karma de anteriores encarnaciones y planetas e ilusiones.

Somos conocidos como aquellos de Q’uo. Os damos las gracias una vez más, queridos amigos, por invitarnos hoy a estar presentes. Hemos disfrutado mucho percibiendo el amor de vuestros corazones abiertos, la luz que crea, y la camaradería entre vosotros mientras os comunicáis unos con otros. Estaremos encantados de reunirnos de nuevo en lo que podríamos llamar vuestro futuro. Somos aquellos de Q’uo y os dejamos en el amor y la luz, en la paz y en el poder, en la alabanza y en la acción de gracias. Adonai vasu borragus.


  1. La versión más común de la Oración de San Francisco:

    Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Donde haya odio, ponga yo amor, donde haya ofensa, ponga yo perdón, donde haya duda, ponga yo la fe, donde haya desesperación, ponga yo esperanza, donde haya tinieblas, ponga yo luz, donde haya tristeza, ponga yo alegría. Oh Maestro, que no busque yo tanto ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender, ser amado como amar. Porque dando se recibe, perdonando se es perdonado, y muriendo se resucita a la vida eterna.

    *Según la investigación publicada en Wikipedia, la oración de San Francisco (un fraile católico romano que vivió en el siglo 13) no se puede rastrear más allá de 1912.

    https://en.wikipedia.org/wiki/Francis_of_Assisi#Nature_and_the_environment.