(Canalización desconocida)
@Hatonn
Soy Hatonn. Saludos, amigos míos, en el amor y en la luz de nuestro infinito Creador. Como siempre, es un privilegio estar con ustedes. Y esta noche es un placer ver a tantos. Nosotros, los de la Confederación, intentamos a menudo comunicarnos de muchas formas con vuestros pueblos, y una y otra vez, descubrimos que nuestros intentos son en cierto modo lo que ustedes llamarían, un [inaudible] fructífero y luego hay otras veces en las que no encontramos oídos que escuchen. Y nos alegra y nos regocija saber que desean escuchar y saber que, por encima de eso, buscan la ver-dad, la verdad sobre la que se fundamentan todas las cosas. Buscan la verdad para poder compren-der no solo vuestro entorno, sino vuestro propio ser interior. Amigos míos, les decimos que si no se conocen a ustedes mismos y sus capacidades, permanecerán en la ignorancia hasta que lo ha-gan. Pueden intentar de muchas maneras adquirir conocimientos intelectuales. Pueden obtener muchos títulos, como dirían. Pueden ser aceptados por los grandes de su sociedad, pueden ser re-conocidos como lo que podrían llamar un genio, pero aún así les decimos que permanecen en la ignorancia a pesar de todas estas cosas si no se conocen a ustedes mismos.
Nosotros, los de la Confederación, hemos intentado decir a vuestros pueblos a lo largo de muchos, muchos de vuestros años la importancia de este simple conocimiento del ser interior que sostiene y ordena vuestra existencia. Nosotros, los de la Confederación, hemos mencionado a nuestros con-tactos, una y otra vez, el método que consideramos más beneficioso para obtener este conocimien-to de uno mismo y del universo. Y como saben, ese método es lo que llamamos meditación.
La meditación, amigos míos, nos da la llave del universo. Es la llave del ser interior que eres. Es la llave de la puerta de la casa del Creador. Es la llave de la puerta de toda verdad y comprensión.
La meditación es el silencio del que se habla tan a menudo en las obras sagradas que vuestros pueblos reconocen en este planeta llamado Tierra. Amigos míos, el silencio en el que entran es un silencio que a veces puede parecer vasto y otras veces muy diminuto. Y así debe ser, amigos míos, porque en el universo todas las cosas son a la vez infinitamente pequeñas e infinitamente grandes. Porque a cada expansión le corresponde su opuesto, la contracción; porque para cada cosa hay un equilibrio. Y el equilibrio, amigos míos, solo puede lograrse mediante la experiencia de ambos lados de lo que podríamos llamar la balanza. La balanza de lo positivo o lo negativo, si así lo desean. Dentro de sus meditaciones pueden encontrar ese equilibrio. Porque les proporcionará la comprensión de sus experiencias, ya sean de naturaleza positiva o negativa. Deben ser comprendi-das, porque sin la comprensión de lo que experimentan, las lecciones han sido pasadas por alto; las lecciones han pasado de largo.
Muy a menudo, a medida que el hombre en el planeta Tierra avanza en sus tareas y actividades diarias, se vuelve, digamos, ignorante de lo que ocurre a su alrededor, porque su atención se centra en un área y en sus sensibilidades más cercanas para poder concentrarse en el desempeño de sus deberes. Decimos que a medida que realizas estas tareas de la vida, concéntrate si es necesario, para que hagas lo mejor que puedas; pero permite que tus sensibilidades permanezcan en pleno funcionamiento, para que puedas absorber toda la experiencia que encuentres. Y a medida que absorbas estas experiencias, quedarán registradas en tus bancos de memoria, para que las conser-ves y puedas aprender a comprender y recurrir a esa comprensión en lo que llamarías tu futuro.
El hombre del planeta Tierra es lo que ustedes considerarían la forma más elevada de inteligencia dentro del universo, si tan solo reconociera esta capacidad. Nosotros, los de la Confederación, he-mos vivido sus experiencias. Hemos crecido a través de experiencias similares. Y a través de nuestro crecimiento hemos aprendido la simplicidad y la magnificencia de su raza. Porque noso-tros también somos de su raza. Hay algunas diferencias básicas, porque hemos progresado igual que ustedes y hemos poseído las mismas formas que ustedes.
El hombre en el planeta Tierra reside en un campo de pruebas de consciencia espiritual; campos de pruebas en los que puede crecer y adquirir todos los conocimientos necesarios para expandirse en el universo y difundir el amor y la luz, la verdad y la comprensión de nuestro Creador. Es, por así decirlo, su oportunidad y obligación como habitantes del planeta Tierra convertirse en los maestros y servidores de sus semejantes dentro de esta área del espacio en la que residen. A vues-tro alrededor, en todo vuestro sistema, hay vida inteligente; algunas con mayor comprensión de la que poseen en el planeta Tierra y otras con menor comprensión. Pero en ninguna otra civilización, dentro de vuestros confines espaciales, existe la magnitud de posibilidades de progresión que pue-den experimentar en el planeta Tierra. No han sido elegidos ociosamente para habitar este planeta. Ustedes han progresado a lo largo de las escalas evolutivas, a lo largo de miles y miles de lo que ustedes llamarían años, y se han ganado la oportunidad de residir en este planeta en particular, para cumplir su propio propósito particular en esta creación.
Si el hombre en el planeta Tierra fuera realmente consciente del número de individuos, como us-tedes lo considerarían, en todo el universo, que desearían habitar en este planeta, entonces comen-zaría a darse cuenta con mayor detalle de la importancia de su existencia, y de la especial impor-tancia de este período de tiempo y experiencia en este planeta en particular. Existe en todo el uni-verso una estructura, que llamaremos simplemente jerarquía. Supervisan sus actividades, evalúan su progreso y hacen muchas cosas por ustedes para permitirles obtener las experiencias que se han ganado y que son necesarias para su crecimiento.
Están constantemente, lo que podrían llamar, supervisados por esta jerarquía. No te juzgan, pero observan con gran preocupación tus actividades. Porque son conscientes de tu propósito, y esperan su cumplimiento con gran paciencia y compasión por sus semejantes en el planeta Tierra. A su vez, te envían emisarios de verdad, conocimiento, comprensión y amor. Nosotros, amigos míos, somos esos emisarios. Sin embargo, afirmamos no tener mayor valor que el hombre en el planeta Tierra. Porque, amigos míos, no podríamos traerles estas verdades si no fuera por su presencia. No podríamos servirles si no habitaran este lugar, en el tiempo. Así que estamos agradecidos de que hayan venido a escuchar. Al expresar su deseo de escuchar nuestras palabras, nos han dado el úni-co medio de cumplir nuestro propósito en este momento en este universo.
Siempre les estaremos agradecidos, siempre los querremos y respetaremos a todos y cada uno de ustedes, y siempre estaremos aquí para ayudarles. Siempre que se desee, este es nuestro propósito, ayudarles en el despertar de vuestro yo interior. Una vez que este despertar se haya logrado, ya no necesitarán nuestra ayuda. Porque estarán con nosotros, tal vez no en forma física, sino en lo que llamarían «esencia espiritual».
La Tierra, amigos míos, es el campo de entrenamiento de lo que vuestra mitología ha denominado «dioses». Esto se ha expresado a través de otros instrumentos, y es, de hecho, la verdad. No se desanimen si su sociedad parece estar en contra de ustedes o va en contra de vuestro código moral. No se desanimen, amigos míos, porque es vuestra oportunidad de crecer. Es vuestra oportunidad de aprender y comprender vuestro propio poder creativo.
Porque decimos que lo que experimentan es la manifestación de sus propios patrones de pensa-miento. Ya sean de una proyección consciente o subconsciente, son de hecho la manifestación de sus propios pensamientos, sentimientos, emociones y comprensión [interiores]. Entonces, ¿no es lógico que para conocer verdaderamente vuestro universo y todo lo que hay en él, primero debe-rían conocerse a ustedes mismos?
Si la ley de la creación que les hemos dado es realmente cierta, también lo son las palabras que pronunciamos. De ninguna manera exigimos que acepten lo que decimos. Solo lo decimos porque es lo que entendemos y lo que experimentamos. Amigos míos, es su elección aferrarse a este en-tendimiento y refinarlo o buscar otro. Pero les aseguramos que a su debido tiempo, ya sea dentro de esta experiencia de vida o no, todos los pueblos del planeta Tierra llegarán a comprender la simplicidad de la verdad que decimos.
Nosotros, los de la Confederación, somos conscientes de todos los grandes maestros que hay ahora en vuestro planeta y de todos los grandes maestros de vuestro pasado. No reconocemos a ninguno como más grande que el otro, solo a algunos que fueron mejor conocidos, que experimentaron un mayor éxito. Y de estos, el más exitoso fue aquel a quien llamaríais el Cristo. El Cristo, amigos míos, fue la manifestación de los deseos de vuestros pueblos por la verdad y por un ejemplo. Si-gan las palabras que pronunció, pero sobre todo vivan la vida que vivió. Vivan la verdad que en-cuentre para que puedan hablar, como hizo este maestro, y el universo se pondrá a vuestros pies y los alabará, porque en verdad son el Cristo resucitado. Porque todos y cada uno de ustedes son el Cristo resucitado en el momento en que se entienden a ustedes mismos.
Me gustaría transferir esta comunicación. Soy Hatonn.
(Canalización de Carla)
Laitos
Estoy con este instrumento. Soy Laitos, y los saludo en el amor y la luz del Creador infinito. Mis hermanos y yo les pedimos que hagan una pausa con nosotros en este momento para trabajar en el acondicionamiento. Tenemos el privilegio de trabajar especialmente con aquellos que desean in-tensificar su contacto con la Confederación de Planetas al Servicio del Creador Infinito. Trabaja-remos en cada uno de ustedes en este momento, y les pedimos que se relajen. Les pedimos que visualicen la energía del amor a su alrededor. Impregna el aire que les rodea, amigos míos. Lo respiran con cada aliento y lo absorben a través de la piel de su cuerpo químico. El amor está a su alrededor. Lo respiran y son seres sensibles y hacen que este amor tenga una dirección, amigos míos. Y este amor que respiran y absorben asciende en espiral por sus centros de energía —y no-sotros les ayudamos y sentimos esto en este momento— y la energía se eleva tan suavemente co-mo ustedes han comenzado a abrir las puertas de la meditación. Y a medida que se convierten en un canal más puro, amigos míos, esta energía se eleva cada vez más suavemente y se convierte en una energía de amor puro a medida que la dan tan libremente como les ha llegado. Y ahora esta energía, amigos míos, salta como llamas de cada uno de ustedes y se convierte en una hermosa energía blanca, y se mueve de uno a otro alrededor del círculo que han formado en su búsqueda esta noche. Les pedimos que sientan esta energía, que sientan la unidad de ese movimiento del amor en el círculo. Sientan el potencial que se acumula. Esta unidad de amor, amigos míos, es la realidad. Están experimentando el amor en este momento. Ahora, relájense y continúen sintiendo la energía que entra, dirigida por la sabiduría de su ser, enviada al grupo como energía de amor, y sientan la unidad.
[Pausa]
Muy rápidamente, amigos míos, entraremos en contacto con algunos de los instrumentos más nuevos. No dedicaremos mucho tiempo a esto, pero queremos ejercitar los canales más nuevos, si tienen paciencia. Nos gustaría intentar decir solo un par de frases a través de la conocida como G, si se relaja. Soy Laitos.
[Pausa]
Ahora nos pondremos en contacto con el conocido como J, si se relaja y habla libremente.
[Pausa]
Ahora nos pondremos en contacto con el instrumento conocido como B y diremos un par de frases a través de él, si desea transmitir nuestros pensamientos. Soy Laitos.
[Pausa]
Ahora nos pondremos en contacto con los instrumentos conocidos como G y M, para que sientan nuestra presencia.
[Pausa]
Soy Laitos. Lamentamos no estar teniendo contacto verbal, pero sentimos que era importante que todo el grupo sintiera la energía del grupo, para que aquellos que no habían tenido experiencia previa con el contacto pudieran sentir la energía yendo de un lugar a otro dentro del círculo. Esto también es parte de comenzar a familiarizarnos con nuestro tipo de contacto, nuestro tipo de ener-gía. Somos conscientes de que los miembros del grupo intentarán establecer contacto en una nue-va localidad en un futuro próximo. Y queremos decirle al conocido como M que estaremos con usted y que seguiremos trabajando con usted: yo, mi hermano Hatonn y muchos otros de la Confe-deración. El lugar, obviamente, no significa mucho para nosotros. Y, de hecho, nos volvemos muy, digamos, confusos con el tiempo. Lo que oímos en cualquier momento y en cualquier lugar es el deseo de nuestros hermanos y hermanas del planeta Tierra de que compartamos nuestros pensamientos.
Amigos míos, les pedimos que tomen consciencia de que son reales. De hecho, es casi como si vuestros pueblos, amigos míos, se consideraran uno de vuestros juguetes, tal vez una muñeca o un peluche con el que un niño cogería y jugaría, haciendo de cuenta en diversas situaciones y luego dejando la muñeca a un lado. Y así se tratan a ustedes mismos, amigos míos, muchas veces. Y luego dicen: «Haré el papel de un asalariado», o «Haré el papel de un hombre de mundo», o «Haré el papel de una mujer atractiva», o «Haré el papel de un feligrés», o «Haré este o aquel papel». Y no se creen a ustedes mismos, amigos míos. No entienden el juego en absoluto.
Verán, debajo del serrín y el oropel de la vida cotidiana, hay algo en ustedes que es real. Y esa realidad es muy preciosa y sobrevivirá al oropel y al propio cuerpo químico. Las cosas que les suceden a diario son muy importantes para este yo real. No tal vez de la forma en que parecen ser importantes, mientras fingen ser esto o aquello. La importancia de estas cosas les llega de una manera curiosa, digamos. Viene a ti dependiendo de cómo desees que venga a ti. Ha sido escrito en las obras sagradas que llamas la Santa Biblia: «Busca y encontrarás». Tal como deseas que sea tu experiencia, así se te mostrará.
La mayoría de las personas, amigos míos, que se consideran poco más que una muñeca de serrín, no desean profundamente descubrir la verdad en su existencia. Por lo tanto, no descubren la ver-dad en su existencia. Pero, amigos míos, si realmente desean que cada momento les enseñe sus lecciones, entonces se magnetizan a sí mismos, como si estuvieran caminando por una vasta playa y buscando con esperanza metales preciosos. El serrín, amigos míos, no atrae el metal. Pero si se han magnetizado, ah, el metal viene a ustedes a través de toda la arena inútil y se adhiere firme-mente a su comprensión.
Deseo. No tengan miedo de esa palabra. Lo que deseen depende de ustedes. La intensidad de su deseo depende en gran medida de ustedes, amigos míos. No tengan miedo de querer conocer real-mente la verdad. No solo ahora, sino todo el tiempo. Cuando comen, amigos míos, cuando beban, cuando hablen, cuando ven la televisión; están ahí, amigos míos, son reales y están aquí para aprender la verdad. Es un juego sencillo y se juega magnetizándose con el deseo.
Devolveré ahora el mensaje a mi hermano, Hatonn, y abriré la reunión a preguntas. Soy Laitos, y les doy las gracias, muchas, muchas gracias por el privilegio de hablar con ustedes.
[Fin de la cinta]