Nuestra pregunta de hoy tiene que ver con la idea de la planificación previa a la encarnación y a la gente experimentando el catalizador que necesitan para el aprendizaje de sus lecciones individuales. ¿Cómo podríamos reconciliar la idea de que la gente experimenta lo que necsita para su desarrollo individual con nuestro deseo de servir y aliviar a otras almas de su sufrimiento? ¿Hay algún límite entre dejar que la gente aprenda sus lecciones y tratar de aliviar a una persona que sufre?

(Jim canalizando)

Soy Hatonn y vengo en el nombre de Jesús, el Cristo, para hablar a través de este instrumento, y estamos muy agradecidos por haber sido invitados por vuestro grupo esta tarde.

Hemos elegido responder a esta consulta porque tiene que ver con nuestra especialidad, que es la cualidad que llamáis amor –amor incondicional y lleno de compasión. Consideramos que se trata de una consulta muy destacable, porque es una que cada uno de vosotros trata a diario con todos aquellos que os conciernen. Porque, queridos amigos, cada uno de vosotros ha hecho elecciones antes de encarnar, y ha hecho esas elecciones con objeto de aprender ciertas lecciones durante vuestra experiencia vital.

Durante la experiencia vital de todas las entidades se producen situaciones confusas que convierten en una proeza el ser consciente de las elecciones realizadas antes de la encarnación, porque hay mucho que aparta de la búsqueda incluso a los buscadores serios, mucho que parece en desacuerdo con anteriores experiencias, mucho que necesita ser procesado de modo consciente y después ser asumido en estado meditativo con objeto de que pueda quedar establecido ahí como una experiencia que ha sido aprendida y que ahora queda disponible para ser utilizada en el futuro.

Muchas entidades han programado situaciones tales que resulta de lo más difícil el plantearse experimentarlas de modo consciente en la ilusión de tercera densidad. Las entidades pueden elegir sufrir, podría decirse, por varios motivos, y ponerse ellas mismas en una situación que parezca acarrear un dolor excesivo física, emocional, mental, y tal vez incluso espiritualmente.

¿Por qué querrían las entidades hacer una cosa así –atraer sobre sí aquello que uno desearía evitar? ¿No es la felicidad el objetivo de vuestra ilusión? No, queridos amigos, la felicidad no es el objetivo de vuestra ilusión. Aprender a amar en todas las circunstancias posibles, ése es de hecho el objetivo que cada uno de vosotros buscáis. Esto no significa que no podáis sentiros felices, o alegres, y aún así seguir en el sendero espiritual. Es que lo que buscáis ante todo no es la felicidad. La felicidad podría ser una consecuencia de vuestra búsqueda.

Así, cuando observéis a aquellas entidades de vuestro entorno que experimentan lo que podríais denominar sufrimiento, sabéis en vuestro fuero interno (si sois conscientes del proceso de elecciones previas a la encarnación) que hay una razón para tal sufrimiento. Tal vez la entidad desee aprender a tener aguante. Tal vez la entidad desee aprender a ser fuerte. Tal vez la entidad desee identificarse con otras entidades cercanas que sufren aquello que forma parte de la consolidación de su propósito íntimo de continuar hacia la luz a pesar del sufrimiento, del dolor, del malestar, de la confusión. Por lo tanto, cuando observéis a una entidad que está sufriendo y estéis deseando poneros a su servicio, lo más apropiado que podéis aportar es hacer lo posible para aliviar su sufrimiento, porque ése es vuestro papel en esta situación. Vuestro papel no consiste en tratar de averiguar por qué sufre la entidad, o cuáles podrían ser sus lecciones. Vuestro papel es considerar a esta entidad como una a la que podéis ser capaces de ayudar, lo que puede tomar parte en vuestro propio desarrollo al prestar un servicio que percibís como potencialmente útil para aliviar el sufrimiento.

Hay muchas, muchas entidades que sufren en vuestro planeta. Se ha hecho mención a muchos grupos que sufren, esas multitudes a los que llamáis inmigrantes que se dirigen a occidente, y que en estos momentos están sufriendo hasta tal punto que resulta casi inimaginable para cualquiera que examine atentamente su difícil situación.

En este momento nos gustaría transferir este contacto al conocido como Steve para desarrollar este punto más adelante. Somos aquellos de Hatonn.

(Steve canalizando)

Soy Hatonn, y estoy con este instrumento. Nos gustaría comenzar dando las gracias a este instrumento primero de todo porque nos pone a prueba, como tiene por costumbre, y en segundo lugar por ser receptivo a nuestras energías que son, para este instrumento, algo imprevisibles y, podríamos decir, no del todo confortables, ya que este instrumento tuvo problemas en el pasado para sentirse cómodo haciendo brotar nuestras palabras, y haciendo emerger la energía que reside en el interior de esas palabras, porque nuestra impronta es vibratoria, por así decirlo, lo que para este instrumento el hecho de traerlas supone un reto. Sin embargo, la posibilidad de abrir el corazón a una energía que no resulta especialmente cómoda es, de hecho, una parte del proceso de aprendizaje para ser un canal a fuentes de información, y a fuentes que ofrecen amor y que forman parte de la vasta y diversa creación.

Así, venimos de forma inesperada a este canal, como de hecho hay muchos eventos, muchas experiencias que os llegan de forma inesperada y, podríamos decir, de una modo que dista de ser bien recibido. Cuando se presenta este tipo de experiencia, puede ser el origen de lo que llamáis sufrimiento.

Cada uno aquí ha aprendido, a lo largo de toda la vida, a tratar con el sufrimiento individual, y a encontrar un sitio dentro del sistema de procesamiento de la experiencia personal para tratar con ese sufrimiento que es de carácter personal. Sin embargo, el afrontar una forma de sufrimiento que no es el nuestro puede formar parte también de la experiencia vital y, podríamos decir, de la programación vital; y uno puede verse a sí mismo, en relación con este sufrimiento, carente de cualquiera de los diversos recursos que uno ha aprendido a desarrollar lidiando con el sufrimiento que le es propio.

Es particularmente desolador contemplar el sufrimiento de otro cuando uno se da cuenta de que no puede hacerse nada en relación a ese sufrimiento; cuando uno no puede tomar sobre sí todo el peso del sufrimiento como uno se sentiría inclinado a hacer. Todo lo que uno puede hacer es mirar con simpatía y compasión, y abrir el corazón de tal manera que uno se halle dispuesto a servir si se presenta la ocasión.

Ahora bien, estamos ante una cuestión delicada, porque la capacidad de discernir cuándo es apropiado hacer un ofrecimiento que se piensa que podría ayudar a aliviar el sufrimiento de otro puede ser ilusoria; puede ser ilusorio el sentir que se está llamado a servir allí donde no puede ofrecerse ningún servicio eficaz en estos momentos. Se puede tratar de servir de una manera tal que al otro le parecería que se le impone.

Ahora, en muchas de vuestros sistemas religiosos se reconoce la importancia del sufrimiento en la condición humana, y en estos sistemas pueden darse comportamientos o actividades o modelos de ayuda que se enseñan como parte del, digamos, dogma que la religión ha abrazado; y puede parecer –incluso a una cuestión de gran certidumbre para aquel que intenta ayudar– que la solución al sufrimiento es bastante clara y tan solo requiere la aplicación de remedios conocidos. Una circunstancia similar, no en vuestras enseñanzas religiosas sino en las profesiones relacionadas con la medicina alopática, puede observarse cuando un médico, una enfermera, un farmacéutico saben aplicar exactamente el remedio específico para una dolencia concreta.

Lo que se aplica se recomienda sin tener apenas en cuenta las circunstancias espirituales de la persona a la que se ayuda. Es decir, estos protocolos curativos o medios para aliviar o medios para confortar pueden muy fácilmente responder más a las expectativas de aquel que desea servir que a las de aquel que se halla necesitado de servicio.

Ahora bien, también puede puede darse el caso de que el que está necesitado de servicio se haya quedado sin ideas, por así decirlo, que en plena tormenta se refugiaría en cualquier puerto, o, para invocar otra metáfora, viéndose aparentemente indefenso ante el sufrimiento se halle dispuesto a agarrarse a un clavo ardiendo.

Así que, se ofrecen incluso clavos ardiendo que demuestran una y otra vez ser de poca utilidad, y sobre este punto uno se pregunta, “¿Para qué todo esto? ¿Ha valido la pena el esfuerzo?” ¿Cómo va uno a saber qué servicio sería el adecuado para una circunstancia que muy probablemente sea tan complicada, que muy probablemente resuene tan profundamente hasta niveles desconocidos, que ningún remedio disponible pueda ser suficiente para proveer lo necesario? Bajo estas condiciones, es muy fácil dar un paso atrás y decir: “Bueno, después de todo quizás el sufrimiento sea necesario; después de todo, quizás el sufrimiento sea precisamente lo que recetó el doctor”, por así decirlo, y que el que sufre debe haber hecho algo o ser alguien para el que el sufrimiento sea lo adecuado en su caso particular.

Eso, no obstante, bien podría ser una reacción desmesurada, y así uno se debate entre el tira y afloja perpetuo entre lo que uno demasiado conoce ya y lo muy poco que uno posiblemente no pueda conocer.

Y, queridos amigos, podríamos decir que éste es el dilema de todos aquellos que han procurado ayudar a los que piden ayuda a todo lo largo y ancho de la creación desde tiempo inmemorial. También nosotros vemos que cuando nos piden ayuda es muy difícil discernir dónde ofrecer exactamente esa ayuda de un modo óptimo. Es difícil discernir exactamente acerca del tipo de ayuda necesaria ¿Hay ayuda para aliviar las dificultades de una circunstancia inmediata? Si la circunstancia es lo bastante obvia en relación a lo que se necesita, nosotros sugerimos que la respuesta debe ser que sí. Para el hambre lo apropiado es ofrecer alimentos; para el frío lo apropiado es ofrecer refugio; para el angustiado que no halla sustento espiritual a mano, es apropiado ofrecerle el sustento espiritual que haya disponible para ofrecérselo. Y, sin embargo, uno nunca sabe realmente lo que necesita, lo que busca el necesitado, el que extiende la mano.

Llegados a este punto, resulta útil para aquel que desearía ofrecer ayuda dar un pequeño paso atrás, por así decirlo, y pedir desde lo más profundo de un corazón que está dispuesto a ayudar, si hubiera recursos previamente desconocidos pero que, para esta circunstancia concreta, pudieran aflorar a la superficie, pudieran presentarse en aquellos lugares del corazón llenos de ternura y pulsar las fibras más sensibles del corazón; donde la creación se manifiesta realmente en el momento creativo de tender la mano amorosamente a aquel que pide simplemente amor. Porque, verdaderamente, nuestra experiencia nos muestra que el amor es el regalo más grande que podemos dar, que el amor es la energía más sanadora en todo el universo, y que realmente no pueden cometerse errores allí donde abunda el amor.

Ahora bien, habiendo dicho esto, diremos también que el mero hecho de abrir el corazón en el amor a otro no anulará automáticamente todo el sufrimiento. Lo que sí hace, sin embargo, es permitir que aquel que desee ofrecer servicio comparta ese sufrimiento, para permitir que un poco de ese sufrimiento le sea propio; a sentir dentro de su propio ser las marcas internas producidas por las energías de aquel otro que se halla angustiado, que se halla en penosa condición; y percibir dentro del propio corazón la capacidad de absorber esta muestra de caos, si queréis, para absorber este dolor, para permitir que el dolor ejerza su influencia en un marco de referencia distinto [que es], si queréis, capaz de absorberlo, capaz de dirigirlo hacia adentro, capaz de asimilarlo, capaz de transmutarlo a aquello que ya no es penoso por más tiempo, que ya no es angustioso, que ya no es caótico, sino que es del orden del amor.

En ese momento nos damos cuenta de que el amor en sí mismo no es lo que pensábamos que era, sino más. Que dentro del corazón del amor se halla un recurso que resuena con la más profunda tristeza, un recurso en relación al cual la más profunda tristeza es capaz de descubrir su alegría.

Ahora bien, haríais lo correcto, queridos amigos, en abriros al dolor de los demás en la medida en que seáis capaces de absorber este dolor sin veros abrumados. Haríais bien en conocer los límites de vuestra propia capacidad de absorber el dolor de los demás. En segundo lugar, hemos de decir que se actúa bien reconociendo que el libre albedrío de los demás nunca se puede anular, y por lo tanto, si el otro no se desea compartir ese sufrimiento, que a vosotros os encantaría absorber en vuestro amor, también eso debe respetarse, y debe dejarse que siga su propio curso, su propio destino hasta esa conclusión que al que sufre le parece bien.

Nos encontramos con que muchas veces en vuestra experiencia vital y en la historia de las interacciones entre vuestros pueblos, ha habido almas bienintencionadas que sincera y honestamente han desarrollado sistemas para remediar el sufrimiento de los demás, y los han puesto a disposición de los demás, sólo para descubrir que estos dones no son bien recibidos. Con demasiada frecuencia ha ocurrido que los que han realizado sinceramente grandes esfuerzos en favor de sus semejantes sólo para descubrir que sus esfuerzos no son apreciados, se han sentido dolidos, han reaccionado con indignación, se han sumido en la desesperación, y han pensado que dado que sus ofrecimientos va a ser despreciados de ese modo, simplemente van a retener todos sus ofrecimientos, van a retirarse y a permitir que el sufrimiento, permitir que el llanto y el rechinar de dientes estén a la orden del día. “Luego merecen su destino”, dicen para sus adentros, “ya que no han sido capaces de apreciar el gran don de amor que he puesto a su disposición”.

Esto, queridos amigos, si llegase a ocurrir, sería para vosotros una señal de que os habéis extralimitado. Muy a menudo, traspasamos ciertos límites con la mejor intención, pero la intención, queridos amigos, es algo que no se ha establecido ahora y para siempre, sino que debe ser revisada continuamente en relación a su eficacia, en relación a la resonancia fundamental de su significado, en relación al vínculo que se establece respecto de aquellos a quienes tendemos la mano.

Ese es un vínculo muy precario, queridos amigos. Es un vínculo que hoy está aquí y mañana no, y así nos encontramos con que los modelos de ayuda que puedan ofrecerse a los jóvenes no son bien recibidos por la gente mayor, que lo que descubrimos que funciona para algunos, no sirve para otros. A veces se nos pide hoy algo que mañana se nos echará en cara con enojo. En estas circunstancias, el reto es hallar un lugar dentro del deseo de estar al servicio que bastase por si mismo para no tener que sufrir un rechazo excesivo en nuestro corazón, pero que con toda humildad nos permitiera servir adaptándonos a las circunstancias cambiantes que se produzcan.

A veces nos mostraremos abiertos, otras veces haremos bien en retirarnos; nos acercamos; nos retiramos; nos acercamos otra vez, todo ello forma parte de un ritmo en el que los que tratamos de ayudar estamos listos para ayudar, y quizás al momento siguiente encontrarnos nosotros mismos necesitados de ayuda. Tener humildad para dejar que nos ayuden es, por así decirlo, la otra cara de la moneda del mismo protocolo de intercambio de energías que está en juego cuando nos acercamos a los demás para serles de ayuda. Del mismo modo que no desearíamos ser vistos en total desamparo, podemos suponer que aquellos que son conscientes de su propia necesidad no desearían ser vistos en absoluta necesidad. Es necesario que haya una especie de equivalencia en el servicio que se ofrece, y así, cuando tendemos la mano en generosa ofrenda de nuestra propia energía, haríamos bien en comprender que la mano tendida también está ahí para recibir. Dar y recibir son dos aspectos de un mismo gesto, y cuanto más se dé a entender eso a las personas a quienes nos proponemos dar, y puedan ver la reciprocidad de la entrega, lo más probable es que el ofrecimiento sea gratamente recibido.

Os agradecemos a los que estáis aquí por la oportunidad que nos habéis brindado para daros este obsequio, y por darnos el obsequio de vuestro servicio de búsqueda que nos parece notablemente inspirador. Somos aquellos de Hatonn, y querríamos en este momento dejar este instrumento y volver al conocido como Jim para ver si hay más preguntas que los aquí presentes tengan en mente. Os dejamos en el amor y la luz. Adonai, queridos amigos, Adonai.

(Jim canalizando)

Soy Hatonn y os saludo una vez más en el amor y luz a través de este instrumento. En este momento quisiéramos preguntaros si hubiera más consultas de las que podamos hablar.

Tengo una pregunta acerca de la sanación del cuerpo físico. Me pregunto si se trata de una de las siguientes opciones, o una combinación de estas opciones. La curación del cuerpo físico ¿tiene lugar principalmente a nivel metafísico después de haber tratado con el catalizador que estamos procesando? ¿O bien los medicamentos y otras intervenciones físicas que utilizamos para ayudar a sanar el cuerpo físico, ayudan a sanar el cuerpo físico? ¿O son estas intervenciones físicas símbolos de nuestro deseo de sanar? ¿O es quizás una combinación de estos procesos?

Soy Hatonn y estamos al tanto de tu pregunta, querida hermana. Encontramos que en el proceso de curación observamos el cuerpo como la criatura de la mente que ha manifestado síntomas de lo que llamaríais enfermedad o distorsiones que existen porque la propia mente no ha sido capaz de procesar con éxito el catalizador. Cuando la mente no ha sido capaz de procesar el catalizador, sucede que el catalizador se entrega de manera simbólica al complejo corporal con la esperanza de que esta clase de enfermedad, como podríais llamarlo, pueda llamar la atención de la mente para que se aperciba de este catalizador de otra manera, porque se dejó pasar en primera ronda, por así decirlo.

Así, cuando el intento de sanar, diríais que ha tenido éxito, puede considerarse que se trata de un fenómeno metafísico por medio del cual el que ofrece el servicio de sanar ayuda al que ha de ser sanado mediante la interrupción de lo que podríais llamar el rayo rojo-violeta de la combinación de estos centros de energía que mantiene en su sitio la salud o la enfermedad que exista en esta entidad, cualquiera que sea su grado.

Cuando se interrumpe el rayo rojo/violeta, entonces la propia entidad, en cooperación con su yo superior, proporciona la sanación de manera que esta nueva configuración de la mente, cuerpo y espíritu pueda manifestarse después al reinsertar, por así decirlo, el rayo rojo-violeta que retiene la nueva configuración tan firmemente como lo hacía con la anterior. Así, cuando el conocido como Jesús llevaba a cabo la sanación de aquellos que eran llevados ante el, él les decía que su fe les había curado. Esta es otra forma de decir lo mismo. 1

¿Hay alguna otra pregunta, querida hermana?

Bueno, me gustaría seguir con el tema. A modo de ejemplo, en una situación en la que no hay un sanador y una persona necesita curarse, pongamos sólo como ejemplo a mí misma, si siento que necesito curarme y tomar vitaminas, o hacer algo a nivel físico que dé como resultado curarme, ¿que ha sucedido a nivel físico y a nivel metafísico, o, esto ocurrió en la parte física de mi organismo?

Soy Hatonn, y estoy al tanto de tu pregunta, querida hermana. La curación en todos los casos se produce en primer lugar dentro de los reinos metafísicos, ya que estos tienen, por así decirlo, influencia sobre las representaciones inferiores de la entidad, como es el cuerpo físico. Por eso, cuando vaya a experimentarse una sanación, debería ocurrir primero a nivel metafísico, después tendría lugar a nivel físico de manera que podría afirmarse con exactitud que la sanación ha ocurrido a ambos niveles.

¿Hay alguna otra consulta, querida hermana?

Así ¿hacer las cosas que pueda hacer una persona, como tomar un medicamento o alguna clase de acción a nivel físico —¿son como símbolos para esa persona que luego se reflejan en la sanación metafísica?

Soy Hatonn y estoy al tanto de tu pregunta, hermana. Hay un simbolismo involucrado que, sin embargo, debemos también aclarar sugiriendo que hay varias sustancias que pueden utilizarse en la sanación del cuerpo físico que pueden actuar en el cuerpo físico, mientras que otras sustancias no lo hacen, incluso si ha habido primero una sanación metafísica. Sin embargo, la sanación metafísica es la que debe ir por delante. Es muy útil el uso de sustancias que, cuando se ha producido esta sanación metafísica, también son de ayuda para el cuerpo físico.

¿Hay alguna otra pregunta, querida hermana?

Creo que voy a tener que pensar en ello. Gracias por tu ayuda.

Soy Hatonn. Te damos las gracias, querida hermana. ¿Hay alguna otra pregunta en este momento?

Hemos recibido una consulta enviada por una buena amiga, Misha. Estaba leyendo una novela y en esta novela había una persona que iba a ser torturada hasta la muerte, pero su vida le fue retirada por una co-entidad compasiva que lo mató cuando iba de camino a ser torturado hasta la muerte, apartándole así de un destino indeseable. Así, de esto surge la pregunta: ¿Qué efecto tiene sobre la polaridad de una entidad eutanasiar a otra? Suponiendo que el otro ser haya solicitado voluntariamente y con juicio claro este servicio.

Soy Hatonn, y estoy al tanto de tu pregunta, hermano. La intención de la acción es tal que es de mayor importancia que cualquier acción. Cuando se intenta servir, como has mencionado, de manera que se retire la fuerza de la vida de la entidad que está a punto de ser torturada y sufrir mucho hasta encontrar su propio fin, podríamos decir, que es un servicio cumplir la petición de eutanasia de la entidad; porque no es más que una experiencia como la que se observa fácilmente dentro de la experiencia de la encarnación, ya que muchas entidades han programado antes de la encarnación la forma exacta en que se experimentará el paso a través de las puertas de la muerte. Hay acuerdos concertados con los que puedan ser los que torturen, con los que puedan ser los que eutanasien, con los que puedan, por así decirlo, permanecer de pie entre las sombras observando. Hay lecciones que deben aprenderse en cada caso, por lo que es casi imposible decir, sin el conocimiento de las elecciones realizadas antes de encarnar, lo que está ocurriendo exactamente cuando se observa a una entidad que ayuda a otra entidad matando realmente a esa entidad. El acto real de matar no es lo que tiene mayor importancia —es la intención y la cooperación a nivel subconsciente con esas decisiones tomadas antes de encarnar.

¿Hay alguna otra pregunta, querido hermano?

Tengo una, si me lo permite. Me pregunto si podría mencionar la forma más eficaz de hacer frente a la frustración o la sensación de desamparo que se produce cuando confrontamos el sufrimiento de otro a quien no podemos ayudar.

Soy Hatonn, y estoy al tanto de tu pregunta, hermano. En esta situación debemos sugerir de nuevo que las elecciones no se hacen solamente dentro de la encarnación, y que por lo general no se realizan a nivel consciente, sino que son un eco de las que se tomaron antes de encarnar y tienen efecto durante la experiencia vital, tal como se esperaba antes de encarnar.

Quizás la entidad, viendo tal sufrimiento y sin la capacidad de influir sobre ello, deseó identificarse con aquel que sufría, ya que esto todavía es un fenómeno no experimentado por el que fue testigo del sufrimiento. Tal vez el deseo sea sentir el dolor del otro —existe cuando hay amor por el otro en gran medida y quizás para los demás en general —generado desde el fondo del corazón, la mente y el espíritu del que es testigo del sufrimiento. Quizás para el que sufre represente cierto tipo de alivio o la sensación de ser apreciado y amado cuando sabe que otro le ama lo suficiente como para presenciar su sufrimiento, estar junto a el en su sufrimiento y hacerle compañía.

Aunque el sufrimiento no se pueda paliar, se puede hacer compañía, se puede ofrecer amor, y aquellos que han pasado por grandes pruebas comparten su experiencia de camaradería; y a un nivel más profundo de ambas entidades está la satisfacción de saber que han realizado un esfuerzo conjunto ante esa experiencia que no tenía esperanza alguna de resolverse de modo adecuado en el mundo material tridimensional, por así decirlo, en cualquier final en el que fuese vencido el triunfo del sufrimiento.

¿Hay alguna otra pregunta, querido hermano?

No, gracias. Eso ha sido muy útil.

Soy Hatonn, y te damos las gracias, querido hermano.

¿Hay alguna otra pregunta en este momento?

Una pregunta que nos envía un compañero llamada S, que dice: “Mi pregunta trata de la práctica de la contemplación del sol y del modo en que me siento inspirado para practicarlo durante largos períodos. ¿Cuál es el mecanismo de la contemplación del sol y por qué o cómo el mirar al sol nos ayuda a llegar a ser más abiertos como un canal para el amor universal? “

Soy Hatonn y hemos de admitir que no sabemos la respuesta a esta pregunta, ya que ignoramos los beneficios de tal experiencia. Os pedimos disculpas por nuestra falta de información, pero no sugeriríamos tal práctica.

¿Hay una consulta más, querido hermano?

No, gracias.

Soy Hatonn y te damos las gracias. ¿Hay alguna otra consulta en este momento?

No me importaría hacer una pregunta más como continuación de mi pregunta anterior. Si la sanación física lleva algunas veces retraso con respecto a la sanación metafísica, ¿podría ser que el tratamiento físico venga a poner de manifiesto la sanación metafísica?

Soy Hatonn, y creemos entender tu consulta. Si estamos en un error, por favor dínoslo. El que la curación física no se produzca cuando hay una curación metafísica nos da la impresión de que podría sugerir que la curación metafísica no resultó ser un éxito completo, ya que cuando tiene lugar la sanación en los niveles más altos de la entidad, normalmente los niveles más bajos de la entidad son perfectamente capaces de responder inmediatamente de la misma manera y manifestar la sanación. Cuando no hay sanación física, y si el que aguarda la sanación o el que experimenta la ansiada sanación todavía muestra enfermedad o deformación, puede considerarse la posibilidad de que haya más lecciones que aprender, porque todas las actuaciones que no alcanza la sanación total y completa salud, son ejemplos o símbolos de la sanación que aún queda por realizar.

¿Hay alguna otra consulta que quisieras ofrecernos sobre este tema?

Más bien me preguntaba si los tratamientos físicos que pudiéramos usar, como las medicinas, alimentos, ejercicios, cosas así para mejorar nuestra salud, ¿qué propósito tienen, si la sanación tiene lugar a la vez a nivel físico y metafísico?

Soy Hatonn y creemos comprender mejor tu pregunta y trataremos de responder de nuevo. Los medicamentos físicos o alimentos o el aplicar remedios pueden ser considerados como símbólicos para la curación metafísica, sin embargo, la elección de los medicamentos o alimentos debe hacerse conociendo cómo pueden ayudar al cuerpo estas aplicaciones de substancias físicas cuando se desea la sanación. Por ejemplo, uno no daría agua, por así decirlo, a un organismo que necesita alimentos físicos como parte de la sanación. También resulta útil la elección de las substancias físicas, los medicamentos o los alimentos para fomentar la representación de la sanación en el cuerpo que se ha producido a nivel metafísico. ¿Hay alguna otra pregunta, querida hermana?

No, no, muchas gracias.

Soy Hatonn, y de nuevo te damos las gracias, querida hermana.

¿Hay alguna otra pregunta en este momento?

Sí, Hatonn. El instrumento conocido como Austin y yo hemos acordado reunirnos cada dos semanas para emitir un podcast que llamamos “In the Now”. Hacemos todo lo posible para tener en cuenta las preguntas de los buscadores espirituales, preguntas que pueden aparecer en el mismo lugar de encuentro que ahora experimentamos. Nosotros [profundizamos en], organizamos y sintetizamos nuestros pensamientos, y probablemente también confiamos un poco en la intuición. Las respuestas, o más bien las respuestas que generamos, a veces nos sorprenden. Nosotros, por supuesto, tropezamos con nuestras propias limitaciones, pero hacemos todo lo posible para compartir el fruto de nuestro estudio personal y nuestro viaje. ¿Cuál es la diferencia, en términos de contenido, entre lo que hacemos en el podcast y esta canalización que ahora llevamos a cabo?

Soy Hatonn y estoy al tanto de tu pregunta, querido hermano. La diferencia consiste en que ese pensamiento que estás canalizando tú mismo en esa situación, es una parte de tu mente subconsciente que te proporciona una información de la que antes no eras consciente y sentiste que habías hecho un descubrimiento como el que harías al responder a una pregunta que fuese, por así decirlo, un iniciador de búsqueda tanto a nivel consciente como subconscientes de tu propia mente. En estas canalizaciones en las que ahora participamos, no somos porciones de tu mente subconsciente, pero podríamos ser considerados como externos a ella, dado que en verdad todos somos uno.

¿Hay alguna otra pregunta?

Así que ¿decís que cuando generamos respuestas que tienen lugar en el podcast, estamos limitados por las limitaciones de nuestro propio conocimiento y comprensión, incluso si ese es el conocimiento y comprensión son subconscientes?

Soy Hatonn, y desearía responder nuevamente a esta pregunta sugiriendo que has expuesto una interpretación correcta, sin embargo, tendríamos algo que añadir. Tú no estás limitado necesariamente por tu propia mente subconsciente; tienes conexiones con muchas fuentes de información con las que te has cruzado en anteriores experiencias, que podrían permanecer, por así decirlo, sin ser utilizadas o pasar inadvertidas hasta que haya un motivo para ponerles una luz que brille sobre ellas. Esa luz es tu mente consciente buscando en tu interior como un medio de dar respuesta a las preguntas que atiendes de modo consciente. Así, cuando te dedicas a prestar servicio a aquellos que hacen preguntas, examinas dentro de tu propio ser en lo que es consciente y en lo que es subconsciente para cualesquiera información que pueda ser útil en respuesta a las preguntas formuladas. Este nivel de tu propio ser es, en sí mismo ilimitado, sin embargo, es una parte de tu propio ser y no una parte de cualquier otra entidad como la que somos nosotros.

¿Hay alguna otra pregunta, querido hermano?

Eso ayuda a clarificarlo y darle sentido. Muchas gracias. La consulta a continuación sería la siguiente: El instrumento o el grupo que se encargan de la canalización, ¿experimentan una limitación de su conocimiento equivalente o similar, o bien el instrumento o grupo de canalización es capaz y está abierto a recibir una información más amplia y de mayor alcance y que podría quedar sin ser conocida por el instrumento o por el grupo en virtud de la canalización?

Soy Hatonn y estoy al tanto de tu pregunta, querido hermano. El instrumento que participa en el proceso de canalización comienza con un cierto nivel de experiencia, por así decirlo. Conforme se adquiere experiencia, cada vez más de lo que llega a través del instrumento ese instrumento lo desconoce de manera consciente, y en algunos casos incluso de manera subconsciente. Es más una cuestión de experimentar, digamos, la temeridad o la buena disposición del instrumento para hacer el ridículo abriéndose a una información que le resulta desconocida, y permitiendo que la información fluya a través de él sin analizar de donde procede o si tiene sentido.

¿Hay alguna pregunta más, querido hermano?

Así que el instrumento puede recibir o canalizar información que le resulta desconocida, y eso sucede en función de su capacidad de atrevimiento, por así decirlo, o como diría Carla, de “mojarse”.

La génesis de esta serie de preguntas comenzó debido a la pregunta sobre la “contemplación del sol”. Me deja perplejo que Hatonn, un complejo de memoria social, no pudiese hablar sobre esta cuestión, y supongo que esto se debió a las limitaciones del instrumento y no tanto a la limitación de su propio conocimiento. ¿Podrían, por favor, responder a esa pregunta?

Soy Hatonn y estoy al tanto de tu pregunta, querido hermano. Nuestra renuencia a hablar y a sugerir que no sabíamos la respuesta a la pregunta fue porque no conocemos que tal experiencia posea ningún valor real, y no la recomendaríamos.

¿Hay alguna pregunta final en este momento?

Por mi parte no, muchas gracias, Hatonn.

Soy Hatonn y ya que parece que hemos agotado las preguntas en esta sesión de trabajo, nos gustaría daros las gracias a cada entidad presente porque vosotros nos ofrecéis un gran servicio al pedirnos que os acompañemos en vuestro círculo de búsqueda. Esperamos que cuando leáis estas palabras que os hemos entregado, las consideréis, toméis las que tengan valor para vosotros y dejéis atrás aquellas que no lo tengan.

No deseamos ser un escollo para nadie. Deseamos estar al servicio de los que piden nuestro servicio y lo ofrecemos humildemente. Sabemos que cada uno de los presentes es un buscador serio de la verdad, y pueden hacerse evaluaciones para él o ella, si fuese necesario. Nos llena de alegría vuestra propia búsqueda. Agradecemos la oportunidad de ofrecernos esta tarde en vuestro círculo de búsqueda. Hace mucho tiempo que no hablábamos a este grupo. Sería nuestro deseo el ser capaces de preparar a ambos instrumentos como miembros del principio de aquellos de Q’uo. Somos de la vibración de la cuarta densidad de amor, y siempre estamos presentes en esa vibración y aquellos de Q’uo que se ofrecen desde la quinta densidad de la sabiduría. 2 Os damos las gracias por vuestra paciencia para con nosotros, por invitarnos, y en este momento os dejamos a cada uno en el amor y en la luz del Único Creador Infinito. Id en paz, queridos amigos, Adonai.


  1. Ra describe este escudo protector vibratorio del “rayo rojo/violeta” o envoltura en #57.12, y en: #57.6 : Esta entidad que pide la sanación, puede abrir la armadura del escudo de protección vibratorio del rayo rojo/violeta. De este modo los campos vibratorios internos, de centro a centro en mente, cuerpo y espíritu, podrán interrumpirse momentáneamente y ajustarse, ofreciendo así al que ha de ser sanado la oportunidad de elegir un complejo interior de campos de energía y de relaciones vibratorias menos distorsionado. 

  2. Q’uo es un principio que combina las vibraciones de Hatonn de la cuarta densidad, Latwii de la quinta, y Ra de la sexta, con Latwii que actúa como el portavoz, podría decirse, para el grupo.