El tema de nuestra pregunta de hoy se refiere al proceso de muerte traumática, especialmente aquellas ocasionadas por la guerra. Por favor, ¿podríais decirnos cómo son atendidos y guiados en su proceso de sanación al otro lado aquellos que experimentan un tránsito tan traumático, cómo podemos participar y ayudar en ese proceso, y cómo podemos relacionarnos con los agresores que causan estos eventos traumáticos con ecuanimidad y perdón?

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo, y hoy os saludamos en el amor y la luz del Creador Infinito, y venimos a vosotros como aquellos que también buscan el amor y la luz del Único Creador. Somos, al igual que vosotros, peregrinos en el camino, el camino que conduce a través de toda ilusión al Uno. Es un privilegio el que nos halláis llamado, y os agradecemos esta invitación. Como siempre, os pedimos que aceptéis aquellas palabras que manifestamos, uséis aquellas que tengan valor, dejando atrás aquellas que para vosotros no tengan valor en estos momentos. Si nos hacéis este favor, podremos hablar libremente, porque no somos una máxima autoridad; Somos vuestros hermanos y hermanas que han llegado en cierto modo más lejos por el mismo camino en el que ahora os encontráis viajando.

Vuestra consulta de hoy tiene gran relevancia para vuestro mundo tal como existe en el momento presente, y tal como ha existido durante un largo período de tiempo. Miles de vuestros años han transcurrido mientras una civilización tras otra se han elevado a las alturas de la ilusión de tercera densidad por el camino de la beligerancia, de las relaciones adversas, de las guerras, la muerte y la destrucción. Esto ha sido muy perjudicial para vuestra Madre Tierra, a la que se le ha transmitido el ardor de la ira, la aparente división de las batallas, la consternación debida a las muertes que inevitablemente resultan de tales conflictos.

Estos son los resultados de las desarmonías que muchas entidades que fomentan las batallas y se benefician de ellas llevan dentro de sí, así como de las entidades que participan en tales masacres, porque cada aspecto de vuestra ilusión es un reflejo del equilibrio interior —o ausencia del mismo—de aquellas entidades que encuentran la necesidad y el beneficio de la batalla.

Sí, queridos amigos, hay muchos que han participado de este modo obteniendo beneficio de las batallas, aquellas entidades que parecen buscar al Único Creador por un camino más oscuro, digamos, que intentan esclavizar y controlarlo todo según su parecer, y hacerse con el poder de muchos para una minoría.

Hoy preguntáis sobre aquellos que caen en la batalla, a aquellos que fallecen y ofrecen su vida en un sentido terrenal, y cómo poder atenderlos, tanto por aquellos que hay en los planos interiores—como los denominaríais—como por aquellos que están en la tercera densidad—en la densidad del mundo material y que tienen compasión y dedican su atención y amor a aquellos que, digamos, son sacrificados innecesariamente en la batalla, las bajas en combate que a menudo se perciben como inevitables por aquellos que promueven tales conflictos.

Os podemos asegurar, queridos amigos, que es mucho lo que se hace por tales entidades, y mucho lo que vosotros podéis hacer, porque vuestro amor y vuestra luz son cosas reales, son fuerzas, son energías, energías sanadoras que podéis enviar a todos aquellos que tengan necesidad de ello. Este envío se puede hacer de la manera más eficaz en estado de oración, en estado contemplativo o en estado meditativo, donde vuestra mente se aquieta, se calma y se centra en un punto, y al centraros en un punto podéis dirigir el amor y la luz de vuestro corazón, vuestro ser, vuestra alma, a todos aquellos que caen en inicuo combate por el filo de la espada, la bala y la bomba.

Este amor y esta luz tan sólo necesitan de vuestra intención para con aquellos que caen, para dar en el blanco—como no podría emularlo ninguna bala, ni misil ni flecha. Aquí, lo que es de la mayor importancia es vuestra intención, avivada quizás por vuestro sentimiento de amor y compasión, ya que éstos brotan de vuestro propio ser. Haced de esto, si así lo deseáis, un ritual diario que incluya en vuestras oraciones, vuestra meditación, en vuestras visualizaciones, a aquellos que necesitan los efectos sanadores del amor, de la luz, de vuestra empatía y vuestros pensamientos, que les dirigís por medio de vuestra intención. No podemos recalcar lo suficiente la importancia de este tipo de acción ritual, porque todos somos uno, queridos amigos. Así, cuando enviáis este amor y esta luz a todos los que lo necesitan, es como si una parte del cuerpo respondiera a otra parte del cuerpo: las necesidades, medicaciones o cuidados para sanar una herida colectiva, porque no existe herida que hiera a alguien que no hiera también a todos.

Nos gustaría ir un paso más allá, queridos amigos. Os sugerimos que a medida que avancéis en vuestras actividades del día a día recordéis que estáis tratando e interactuando en todo momento con el Único Creador. No hay un solo instante en el que esto no sea así. Por eso, todo acto de bondad, generosidad o compasión que tengáis por otro, redunda en toda la creación, sobre todo en vuestra esfera planetaria, tanto por aquellos que están cerca como por los que están lejos, porque no es posible dar amor sin que todos se den cuenta de ello a cierto nivel porque, lo decimos de nuevo, todos somos uno. Esto no es una trivialidad, esto no es una quimera, esto es así, queridos amigos. Somos uno.

En estos momentos, quisiéramos transferir este contacto al conocido como Steve. Somos aquellos de Q’uo.

(Canaliza Steve)

Soy Q’uo, y estoy con este instrumento. Quisiéramos comenzar nuestra comunicación a través de este instrumento pidiéndoos que reflexionéis sobre una sencilla pregunta que siempre puede ponerse en primera persona: “¿Quién soy yo?” Y al reflexionar sobre esta pregunta, os pedimos que os abráis al aluvión de respuestas que os llegan ante esa pregunta. Las respuestas son muchas y diversas—¿no es así? Para los demás soy hermano, hermana, hijo, hija, padre, madre; Soy amigo, ciudadano, miembro de un colectivo mayor; Y de hecho podríamos sugeriros, miembros de grupos interplanetarios más grandes, con vínculos profundos y duraderos que pueden tener su efecto sobre la forma en que experimentáis vuestras vidas en cualquier momento dado.

Y así, dentro del abanico de posibles respuestas a la pregunta, “¿Quién soy yo?”, os resultará embarazoso elegir entre tantas. Y usamos la palabra embarazoso deliberadamente porque, de hecho, podríais veros en una situación muy embarazosa tratando de dar una respuesta, al daros cuenta de que no todas las voces que surgen en respuesta parecen estar en armonía entre sí. De hecho, en el marco de esta pregunta podríais hallar multitud de voces que, a todos los efectos, no es menos heterogénea que las voces que gritan en vuestro planeta en estos momentos.

Cuando reflexionáis sobre el destino de aquellos a los que se les ha dado la oportunidad de abandonar esta experiencia planetaria, quizás os sintáis superados por la aflicción, tal vez vencidos por el dolor, quizás dominados por el horror, por la ira, por un sentimiento de pérdida absoluta y despilfarro que tan a menudo acompaña a la conducta irresponsable de los hombres, y veis difícil armonizar todas estas respuestas tan diferentes en vuestro esfuerzo por tender la mano y ser de ayuda.

Lo que quisiéramos sugeriros es que cada evento que ocurre dentro de vuestra experiencia es una oportunidad para trabajar en vuestra integración a muchos niveles diferentes simultáneamente. Sois una mente, un cuerpo y un espíritu, todos organizados simultáneamente en una unidad, por así decirlo, profunda, profundamente integrados y profundamente desintegrados o hechos pedazos. No hay una experiencia tan devastadora como la de encarnar en la tercera densidad. Estáis tan hechos pedazos, que incluso os resulta difícil hilvanar una conexión que os permita decir, “Esto es lo que soy; Esto es lo que represento; Esto es lo que voy a ser “. Sin embargo, esa circunstancia [la de estar hecho trizas], lo es con toda intención, pues como a todo aquel que encarnan en la tercera densidad, se os pide que hagáis una determinada obra para la propia creación. El trabajo que tenéis ante vosotros es el de conseguir integraros, es el de convertiros en aquel que logra mantenerse firme y decir: “Esto es lo que soy; Esto es lo que la creación expresa en mí, lo que representa para mí, lo que significa para mí, para que yo esté en ella, sea de ella y para ella, de la manera más clara y útil que pueda “.

Cuando emprendéis este proceso, queridos amigos, no sólo estáis armonizando los diversos elementos de vuestra propia vida, sino que tomáis energías que han llegado a hacerse cotidianas en vuestro entorno—energías que llegan hasta vosotros en una gran variedad de formas, algunas de ellas con tan sólo rumores de guerra—y llevando estas energías a una condición en la que puedan ser integradas, o como preferimos decir, en la que puedan ser sanadas, porque la desintegración es como una herida. La creación misma puede verse como una creación herida, si reflexionáis sobre la separación que parece extenderse por toda ella. Toda sanación es en el fondo una sanación de la separación.

Pero, queridos amigos, la separación no es algo que pueda sanarse simplemente superándolo. Puede parecer una reflexión paradójica, pero encontramos que, a nuestro leal saber y entender, es cierto que toda sanación, de hecho, ya se ha logrado. A duras penas podréis darle uso a ese pensamiento desde el punto de vista de los proyectos que podáis lograr llevar a cabo y que forman parte de vuestros esfuerzos en la tercera densidad.

Sin embargo, diremos que cuando hayáis llegado al punto, como lo han hecho los que están aquí en este círculo de búsqueda, en el que seáis capaces de reflexionar sobre el yo como parte de una gran aventura, por así decirlo, entonces podréis empezar a daros cuenta de que la sanación que ya ha tenido lugar es la que os ofrece esa parte de vosotros mismos a la que podríamos llamar yo superior. La paradoja que implica este pensamiento se deriva del hecho de que podéis percibir que, aun en el supuesto de que comprendáis que la sanación ya ha tenido lugar, observéis que a pesar de todo existe una necesidad real y presente de sanación porque el yo se encuentra disociado, el yo está perturbado, el yo se halla enfermo.

Sí, también esto es cierto; Sí, los yoes están en estado de confusión, en una situación de caos, y en esas circunstancias están de hecho verdaderamente angustiados—tan angustiados, de hecho, que el clamor que va de un yo a yo, y de una parte del yo a otra, es tal que alza un clamor inmenso bajo los mismos cielos, donde lo oímos, y donde creemos que vosotros también podéis oírlo. Todo este dolor impregna la tierra y pide sanación a gritos, y sin embargo os decimos que todo está ya sanado, que no puede haber sanación en el sentido de que unamos lo que está hecho trizas, porque eso requeriría, hablando en términos cósmicos, más puntos de sutura que estrellas hay en el cielo. Lo que ya forma un todo, lo que ya está ya integrado del yo, lo que puede invocarse como recurso para un redescubrimiento del yo como sanado, es lo que hemos llamado el yo superior. Es al yo superior al que llegáis cuando pedís sanación, porque el haber descubierto que es necesario que se produzca la sanación en ti, se debe al yo superior.

Podríais preguntar, ¿por qué debería haber tal necesidad? ¿Por qué en una creación de amor debería darse lo que parece extraviado, trastornado, odiado incluso hasta el punto de ser completamente indigno de amor? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué estoy, uno se preguntaría, tan separado de mí mismo que las diversas representaciones y fragmentos de mi ser imaginario a duras penas pueden armonizarse en un estado de totalidad o salud? Y la única respuesta que podemos daros es sencillamente que lo que se os pide, como una criatura que se ha aventurado a avanzar como ser individualizado, es que os sometáis a un estado del ser separado del centro para que podáis traer de vuelta a ese centro el conocimiento de sí mismo. Es ir hacia el olvido, para poder regresar del olvido con un sentido más profundo de lo que significa ser lo que todos somos, un ser central inteligente e infinito. Por lo tanto, a aquellos que parecen haber sido arrojados a la más tenebrosa de las noches, es adecuado considerarlos como los que están recopilando las briznas del olvido, de tal manera que las puedan devolver como regalo al único ser, que, al igual que nosotros, está preguntándose constantemente: “¿Quién soy? ¿Quienes somos? ¿Cómo seré? ¿Cómo seremos?

Como os hemos dicho, forma parte de la aventura del ser individualizado el que cada complejo mente/cuerpo/espíritu pueda utilizar el recurso de su propia integración como si fuera algo que ya se ha alcanzado por completo. Ahora bien, os diremos que, de hecho, es algo que ya se ha alcanzado plenamente en la forma de vuestro yo superior, si bien os diremos que esto, en el contexto de cómo experimentáis el tiempo, podría parecer paradójico inevitablemente. Sanarse es descubrirse a sí mismo como sanado, y os diremos que cuando observéis a esas almas que están bajo la presión de actuaciones bélicas, obligadas a abandonar esta encarnación, la misma intención que podéis adoptar para vuestra propia integración, la podéis adoptar para ellos, porque a nivel del yo superior, no puede haber dos, sino uno más bien, y sabemos que a nivel del Creador, de por sí, todos somos uno. Todo está sanado ya; Todo está integrado ya; Todo el dolor es redimido en gozo.

Quisiéramos dejaros con ese pensamiento, de que todo el dolor es redimido en gozo, y os decimos por experiencia, por muy limitada que esta sea, que sondear en lo más hondo del dolor puede llevar a una alegría más profunda e intensa de lo que uno hubiera podido creer, hubiera sido capaz de entender, hubiera sido capaz de averiguar, sin la experiencia del dolor. Vosotros, queridos amigos, sois para nosotros motivo de gran alegría, y en nombre de esta alegría, ahora dejamos este instrumento y volvemos al conocido como Jim para consultar si hay más preguntas de las que podamos ocuparnos. Soy Q’uo, Adonai, queridos amigos.

(Canaliza Jim)

Soy Q’uo, y estoy de nuevo con este instrumento. En esto momentos quisiéramos preguntar si pudiera haber más preguntas a las que podamos responder.

B planteó: “¿Pueden hablarnos de la dinámica y del procedimiento de invocar al yo superior para ayudarnos en la auto-sanación?”

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu consulta, hermana. Al invocar los dones y la esencia del yo superior, uno debe darse cuenta de que es una porción de sí mismo que ha experimentado e interiorizado la creación muchísimo más de lo que pueda imaginar el complejo mente/cuerpo/espíritu. Sin embargo, lo que conceptuáis como yo superior es accesible a cualquier entidad que, debido a la necesidad y mediante una petición sincera, sea capaz de abrir el yo para recibir los dones del yo superior. Las entidades de tercera densidad han sido capaces de acceder a esta parte del mayor yo de numerosas maneras. Nombraríamos dos, para empezar.

Está la oración, que se ofrece como una creación no sólo de la mente, sino también del corazón y del alma del buscador de la verdad dentro del estado meditativo. Este enfoque centrado en un punto, que es producto de la meditación, puede entonces moverse hacia la esencia más profunda del yo, pasando a través de los niveles inferiores de la mente consciente, la mente subconsciente, y—por usar una imagen que pudiera ser útil para la mente que medita—se mueve hacia una conciencia en expansión, una forma aparentemente nebulosa que contiene todas las posibilidades del futuro de vuestra encarnación, tal como las podríais imaginar. [Luego, este enfoque] pide a esta esencia nebulosa del yo superior que haga disponible una energía en particular, o aporte cohesión de pensamiento, que respondan al deseo del corazón del buscador.

La forma de la imagen que ofrece el buscador al yo superior es de la propia creación del buscador. Podríais ofrecéroslo como alguien que pide, digamos, una merced, un don, un modo de redención, una forma de inspiración, sin embargo podéis ataviarla pidiendo conforme a lo que deseáis hacer realidad y luego enviar esa imagen del anhelo de vuestro corazón a esa porción superior de vuestro propio ser, permaneciendo abiertos tanto en vuestro corazón como en vuestra mente, a la recepción potencial de una respuesta que podría iluminar una parte más atenuada u oscura de vuestro propio complejo mental. Así, la inspiración podría recibirse como una imagen, como palabras, como pensamientos, como lo que podríais llamar una “corazonada”, y luego podría incorporarse a vuestro propio programa para buscar la naturaleza de la verdad por vosotros mismos.

Otro medio por el que se puede llevar a cabo tal invocación al yo superior reside dentro del estado de sueño, donde los sueños se convierten en el lenguaje empleado para la comunicación, de tal modo que el mismo tipo de petición se hace antes de retirarse por la noche, tal vez en el estado meditativo, con una oración, o como una imagen respaldada por la oración, cuando comenzáis el proceso de pasar al estado de sueño. Así, participáis en la programación, digamos, de vuestra propia mente subconsciente, para que se una en colaboración a lo que conceptuáis como yo superior, para que las imágenes, acciones e información, puedan tomar forma de tal manera que el ojo interior se haga consciente del contenido, el significado y el propósito de la respuesta en forma de sueño.

¿Hay alguna otra pregunta, hermana?

Sí, la primera descripción para acceder al yo superior me parece muy similar a hacer una intención, y me pregunto si al hacer una intención, en la cual pretendemos algo que ya ha sucedido, esto sea realmente una forma de acceder al yo superior.

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu consulta, hermana. De hecho, esta es la percepción exacta de nuestra explicación de lo que llamáis tener la intención o fijar un propósito. Hablamos de la misma cualidad a este respecto. Así, al tener la intención desde la parte más profunda de vuestro complejo mente/cuerpo/espíritu, y al hacerlo de todo corazón, estáis ofreciendo una oportunidad para el intercambio de información entre vosotros y vuestro yo superior, y por ello, la eficiencia del intercambio de información se basará en lo que podríamos llamar “vuestra sinceridad”.

¿Hay alguna otra pregunta, hermana?

Gracias, esto es esclarecedor. Gracias.

Soy Q’uo, y te damos las gracias una vez más, hermana, por tu consulta.

¿Hay alguna otra consulta en estos momentos?

Hemos recibido una consulta del Grupo de Estudio Taiwanés de la Ley de Uno. Preguntan: “¿Existen realmente múltiples líneas de tiempo en nuestro universo? Y si es así, ¿cuál es el significado espiritual de conocer la naturaleza de las líneas de tiempo?”

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu consulta, hermano, que han solicitado los del grupo de estudio en Taiwán. De hecho, hay lo que se ha descrito como “múltiples líneas de tiempo”, para un individuo, o un grupo, para una nación, para un planeta; Porque cada uno es una entidad en lo que se refiere a tener la capacidad de aprender y crecer de acuerdo a posibilidades predeterminadas, decididas con anterioridad para una cierta experiencia encarnada, o ciclo evolutivo, dependiendo de la naturaleza de la entidad de la que hablemos, ya sea individual, grupo o planeta.

Estas líneas de tiempo son vórtices de probabilidad/posibilidad que contienen dentro de sí los elementos más diversos, que podrían verse como talentos, proclividades, deseos, equilibrio del karma, exploración aventurera, etc., que se han dispuesto con el fin de ofrecer las mayores posibilidades de desarrollo en la búsqueda y al servicio del Creador Uno Infinito. El que haya una diversidad o multiplicidad de líneas de tiempo indica que en algún momento del proceso evolutivo de cualquier entidad, grupo o planeta, pueden darse refinamientos o ajustes durante el transcurso del aprendizaje y servicio programados, ajustes que pueden considerarse necesarios si sucede otra probabilidad/posibilidad que se hubiera considerado más factible con anterioridad a la experiencia de cualquier entidad.

Así, la multiplicidad de líneas de tiempo da a cualquier conjunto de entidades una cierta flexibilidad para responder a lo desconocido, lo inesperado o la sorpresa, digamos, pues estas circunstancias siempre tienden a hacer acto de presencia, digamos, en cualquier interacción de entidades, todas aquellas que demuestran hacer elecciones de libre albedrío y demuestran capacidad para cambiar de mentalidad, o de dirección, o de propósito, o de intensidad.

¿Hay alguna pregunta de seguimiento a esta consulta, hermano?

No, gracias, Q’uo.

Soy Q’uo, y te damos las gracias, hermano. Quisiéramos preguntar si hubiera una consulta final en estos momentos.

Q’uo, una pregunta rápida. Recientemente he descubierto la alegría de plantar, específicamente plantar árboles donde resido. ¿Existe un medio que sea eficaz para dedicarle amor al árbol para que pueda recibirlo de la mejor manera en el nivel de inteligencia del propio árbol?

Soy Q’uo, y estoy al tanto de tu consulta, hermano. Quisiéramos sugerir que esto verdaderamente es así. Hay muchas maneras accesibles a cualquier entidad que desee entablar comunicación con una entidad como podría ser un árbol, o cualquier planta, o cualquier elemento que exista en la creación, porque de hecho, todos son verdaderamente el Único Creador y poseen inteligencia en el corazón mismo de su ser.

Puedes imaginar el amor y la luz que deseas enviar al árbol de cualquier forma que tenga significado para ti, ya sea una nube de amor descendiendo sobre el árbol y empapándolo completamente con tu amor, un haz de amor que se ofrece al árbol, tal vez a las raíces y al tronco, a las ramas, a las hojas o a todo lo anterior. Puedes sencillamente hablarle al árbol con palabras que tengan significado para ti, no tanto como una oración, sino más bien como una ofrenda de amor y de alegría a esa entidad que es el árbol, sabiendo que estas palabras el árbol las interpretará en su propia esencia para que la palabra “amor” se traduzca en un sentimiento del ser, una cualidad de la conciencia expandida que incluye compasión, alegría, inspiración, etc.

En estos momentos, quisiéramos agradeceros, una vez más, a todos los reunidos en este círculo de búsqueda por invitarnos hoy a estar presentes. Nos hacéis un gran honor llamándonos y ofreciéndonos la oportunidad de serviros, porque así es como avanzamos también en nuestro camino de servicio, porque al servir al Único Creador, nos movemos a lo largo de este camino de búsqueda lo mismo que vosotros cuando servís al Único Creador, que es todo lo que os rodea, y también lo que lleváis dentro. Ese es vuestro gran reto y vuestra gran alegría, queridos amigos, encontrar el amor y la luz del Único Creador en cada momento que experimentéis, en cada rostro que saludéis. Paz, alegría y bendiciones para cada uno de vosotros. Se nos conoce como aquellos de Q’uo. Adonai, queridos amigos, Adonai vasu borragus.