Introducción

Desde el 15 de enero de 1981, hasta el 15 de marzo de 1984, tres dedicados buscadores de la verdad recibieron la comunicación hablada de este libro. Los mensajes, como encontrarás, procedían de una civilización de seres extraterrestres que se identificaban a sí mismos como Ra. El Contacto de Ra: Enseñando la Ley del Uno contiene el registro completo, rectificado y ahora unificado de este período de tres años de contacto con Ra.

Esta introducción no pretende explicar a fondo el contacto o su filosofía. El propósito de esta sección es simplemente ofrecer al lector un poco de contexto sobre cómo ocurrió este contacto, algunos antecedentes sobre la fuente con la que Don Elkins, Carla Rueckert y Jim McCarty se comunicaban, y un esbozo de lo que esta fuente dice sobre la realidad metafísica. Esta introducción no es esencial para leer y comprender este libro; se ofrece como medio de orientación y preparación para el viaje que está por venir.

Acerca de Ra

En la historia antigua de la Tierra, Ra es conocido como el dios egipcio del sol. Sin embargo, afirman que cuando visitaron a los egipcios vinieron como hermanos y hermanas, no como dioses. Vinieron porque esa civilización había desarrollado una cultura y un sistema de creencias que los preparaba para comprender los conceptos de la Ley del Uno. Esta preparación para la Ley del Uno atrajo a los de Ra hacia ellos para servir como maestros de estos principios.

Ra informa que sus esfuerzos por ayudar a esa cultura en particular fueron malinterpretados y distorsionados. Los egipcios, particularmente la élite de la realeza que reservaba el mensaje sólo para sí misma, despojaron al mensaje de su compasión inherente, distorsionando la filosofía de la unidad de todas las cosas. En consecuencia, Ra se retiró de la experiencia egipcia, pero continuó desde entonces hasta ahora observando el desarrollo de la Tierra desde la distancia. Fue el antiguo deseo de Ra de corregir las distorsiones introducidas en la Ley del Uno durante ese período de tiempo lo que les llevó a establecer contacto con nuestro grupo.

Pero esa no fue su única razón. Ra también se puso en contacto con nuestro grupo porque la Tierra se está acercando al final de un ciclo maestro de evolución de 75.000 años, y mucha de su población está preparada para graduarse a la siguiente etapa evolutiva, lo que Ra llama la cuarta densidad, la densidad del amor y la comprensión. Ellos deseaban ser de ayuda en este tiempo de transición y por ello respondieron a la llamada de servicio emitida desde este planeta.

Ra dijo que son de la sexta densidad y son, en sus palabras, un «complejo de memoria social». Esto es en lo que se convierte una población planetaria en las densidades de evolución más allá de la nuestra. En esta conciliación, los pensamientos, recuerdos y experiencias de cada individuo son conocidos y están disponibles para todo el grupo. El cuerpo social entero, entonces, consiste en muchos individuos únicos que también tienen acceso a un repositorio grupal compartido de memoria e identidad.

Según Ra, la población de la Tierra dará a luz su propio complejo de memoria social una vez que se haya completado su graduación a la cuarta densidad. Al igual que los individuos evolucionan con el tiempo, el complejo de memoria social también evoluciona, transformándose y unificándose a medida que las lecciones de cada densidad superior de evolución se asimilan con éxito. Para Ra, como complejo de memoria social, no hay distinción entre un individuo y todo el grupo. Así, cuando nos comunicamos con los de Ra, hablamos con una entidad individualizada del complejo de memoria social. Puesto que todos en este grupo acceden a una mente compartida, era como si nos comunicáramos con los 6,5 millones de entidades del complejo de memoria social de Ra.

Ra también forma parte de un grupo mayor llamado Confederación de Planetas al Servicio del Creador Único Infinito, que está formado por muchos otros complejos de memoria social de otros planetas de nuestra porción local de la Vía Láctea. Según Ra, los miembros de la Confederación han estado ofreciendo sus servicios a través de la canalización y otros medios a varios individuos y grupos de todo el mundo durante algún tiempo, su interacción con este planeta se remonta a nuestro profundo pasado prehistórico. Nuestro grupo ha estado en contacto con diversos miembros de esta Confederación desde que comenzamos en 1962.

El mensaje principal de la Confederación siempre ha sido que vivimos en un universo de unidad, que el mundo tal y como lo percibimos es una ilusión, que estamos aquí para aprender a dar y recibir amor, y que la meditación es uno de los principales medios para descubrir al Creador que existe en todos nosotros.

En el transcurso de esta conversación, Ra asumió ciertamente la responsabilidad de su perspectiva, pero renunció a cualquier autoridad, indicando que lo que tenían que compartir era sólo su perspectiva—lo que describieron como un «un punto de vista un tanto distinto sobre la información que es y siempre será la misma». No querían que se les identificara como fuente de esa información. En su lugar, pidieron específicamente que se les describiera como «humildes mensajeros de la Ley del Uno». En esta declaración reconocen sus limitaciones y honran su relación con la verdad única que trasciende (pero incluye) toda porción aparente de identidad en todo el universo:

[Animamos al buscador a no apartar] el enfoque de la Fuente Única Infinita de amor y luz, de la que todos somos mensajeros, humildes y sabiendo que nosotros, de nosotros mismos, no somos más que la más pequeña porción del Creador, una pequeña parte de una magnífica totalidad de inteligencia infinita.

La Ley del Uno y su Cosmología

Así es como Ra describió la Ley del Uno:

En realidad, no existe lo correcto o lo erróneo. No existe polaridad, pues todo será, como dirías, conciliado en algún momento de tu danza a través del complejo mente/cuerpo/espíritu que gustas distorsionar de varios modos en el momento actual. Esa distorsión no es necesaria en ningún caso. Es escogida por cada uno de ustedes como alternativa a la comprensión de la unidad total de pensamiento que unifica a todas las cosas. No se está hablando de entidades o cosas similares o de cierto parecido. Eres todo, cada ser, cada emoción, cada suceso, cada situación. Eres unidad. Eres infinidad. Eres amor/luz, luz/amor. Tú eres. Esa es la Ley del Uno.

En este libro, Ra nos pone cara a cara con la misma verdad básica de la que han informado místicos de todas partes del mundo a lo largo de los siglos: la asombrosa comprensión de que el Creador Único Infinito está dentro de nosotros y está dentro de todo, en todas partes. De hecho, la Ley del Uno afirma que no hay nada que no sea el Creador; no hay nada que esté fuera de esta unidad subyacente. Ra informa que el Creador ha hecho la creación infinita a partir de Sí mismo con el propósito de conocerse y experimentarse a Sí mismo. Esta «infinidad inteligente», como Ra la llama, genera a partir de su propio ser las galaxias, las estrellas, los planetas, entidades como nosotros mismos, la oscuridad y la luz, el amor y el miedo, cada matiz de significado y experiencia, cada modo de pensamiento y actividad, y todo lo demás real e imaginado en cada plano de existencia. Y ha dotado a todas y cada una de las aparentes porciones de esta creación con una base de libre albedrío: la capacidad de aprender, de crecer, de proponerse, de adaptarse, de tomar decisiones evolutivas, de trazar un camino de retorno de la experiencia al Creador.

A medida que avanzamos en nuestros viajes espirituales ejercemos el libre albedrío, eligiendo gradualmente conocernos a nosotros mismos con mayor claridad, y tarde o temprano crecemos hacia la unidad con el Creador Único. A medida que todas las infinitas entidades de la creación infinita recorren este camino, el Creador Único llega a conocerse a Sí mismo de formas inimaginables e interminables a través de cada elección de libre albedrío que cada porción de la creación realiza.

El viaje que cada alma realiza, según Ra, se mueve a través de un sistema infinito de «octavas», cada octava dividida en siete densidades ascendentes (o concentraciones) de luz. En la primera densidad de nuestra octava actual, el fuego y el viento enseñan a la tierra y al agua a formarse de tal manera que producen la base para la vida biológica posterior.

La segunda densidad es el nivel de consciencia habitado por bacterias y organismos unicelulares en las etapas inferiores hasta plantas y animales en las etapas superiores. Las lecciones de esta densidad implican la transformación del cambio aleatorio de la primera densidad a una consciencia más coherente que facilita el crecimiento y el movimiento dirigido. A medida que las entidades progresan a través de la segunda densidad, comienzan a esforzarse hacia la siguiente densidad de autoconsciencia; y a medida que el complejo espiritual se despierta, la graduación a la tercera densidad se hace posible.

La Tierra y su población humana se acercan actualmente al final del ciclo de tercera densidad, según la Confederación. En esta tercera densidad, la densidad de la elección, tenemos una autoconsciencia más desarrollada que incluye la mente, el cuerpo y, por primera vez, un espíritu plenamente activado. La función de esta densidad es polarizar nuestra consciencia y elegir nuestra forma de amor, nuestra forma de servicio. En un extremo del espectro de polarización está el servicio al yo: un amor exclusivo al yo que rechaza el amor universal y busca controlar, manipular, explotar e incluso esclavizar a los demás en beneficio del yo. En el otro extremo del espectro está el servicio a otros: un amor no sólo a uno mismo, sino a todos los demás. El servicio a otros busca y abraza el amor universal e incondicional, ve al Creador en todas las cosas y apoya el libre albedrío de todos. Sin embargo, nuestras vidas no son tan blancas o tan negras, en nuestro esfuerzo por lograr uno de los dos extremos de la polaridad en consciencia.

En congruencia con varias tradiciones de sabiduría de la Tierra, Ra comunica que nos estamos moviendo hacia una «nueva era», o lo que Ra llamaría una cosecha hacia la cuarta densidad del amor y la comprensión. Aquí es donde nace el complejo de memoria social, donde los pensamientos se convierten en cosas, el amor se hace visible, y las polaridades positiva y negativa se separan entre sí para habitar entornos más adecuados a sus respectivos y divergentes cursos de evolución.

La quinta densidad es la densidad de la luz, en la que la sabiduría se convierte en el foco y el criterio para la graduación a la siguiente densidad. La sexta densidad equilibra y unifica el amor aprendido en cuarta densidad con la luz (sabiduría) aprendida en quinta densidad y produce un poder para servir a otros que es más eficaz que el del amor o la sabiduría por sí solos. La séptima densidad alcanza un reino de experiencia aún más difícil de describir. Según Ra, es la densidad de la «eternidad», y aquí empezamos a entrar en total armonía con el Creador Único. La octava densidad representa la coalescencia completa de toda la creación con el Creador Único y puede verse como la primera densidad de una nueva octava, similar en disposición a las notas de una escala musical. Los frutos de esta octava eventualmente darán a luz a otra octava de densidades, cuyos frutos darán a luz a otra octava de densidades, y así sucesivamente, infinitamente.

Cómo Surgió el Contacto de Ra

Don Elkins empezó a hacerse las preguntas grandes sobre la vida cuando estaba en la escuela secundaria. En medio de la lectura, la escritura y la aritmética cotidianas, se preguntaba: ¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Qué tamaño tiene el universo y cómo funciona? ¿Qué es lo que no sabemos? Ese deseo de comprender y encajar las piezas del rompecabezas persistiría sin cesar durante toda su encarnación. En su vida profesional, Elkins llegaría a ser profesor de Ingeniería Mecánica y Física, y en su vida personal un decidido investigador de ovnis, reencarnación y otras áreas de investigación que podrían englobarse bajo el epígrafe de lo paranormal. Se dio cuenta de que la ciencia moderna se quedaba corta a la hora de revelar el funcionamiento fundamental y el propósito del universo, por lo que recurrió a estos campos en busca de respuestas que la ciencia no podía proporcionar.

Carla L. Rueckert era una persona dotada desde la infancia, de un intelecto desbordante y una fe muy profunda y personal. Sobre este último punto, se definía a sí misma como «episcopalista de cuna» y, con el tiempo, cristiana mística. En cuanto a lo primero, Carla era una niña prodigio que sobresalía en la escuela, superando cualquier prueba que se le propusiera. Y lo que es más importante, a pesar de las duras circunstancias de su infancia, Carla vibraba de amor por la vida. Vivía para bailar, cantar, interactuar con la naturaleza y encarnar una vida de devoción y servicio. Estaba tan comprometida con el punto de vista amoroso que la gente a menudo la tomaba por inocente o ingenua, lo que provocaba en algunos el deseo de proteger y cuidar a Carla contra un mundo que consideraban menos puro que ella.

A finales de 1961, Don recibió un pequeño volumen marrón, creativamente titulado The Brown Notebook (El Cuaderno Marrón), que había sido recopilado por Walt Rogers, de Detroit, Michigan, un tipo que anteriormente había tenido un encuentro cara a cara con una entidad ovni. Tras el encuentro, el Sr. Rogers mantuvo un «contacto telepático persistente» con esta entidad, un fenómeno del que se informó con frecuencia en encuentros similares de la década de 1950. El cuaderno marrón recopilado por Rogers contenía información sobre la naturaleza metafísica de la realidad procedente de supuestas fuentes extraterrestres. También describía cómo un grupo de personas que meditaban juntas con frecuencia podían recibir este tipo de información a través del contacto telepático con entidades extraterrestres. Elkins quedó tan impresionado con las correlaciones entre el material canalizado del cuaderno y su propio trabajo que, basándose en esta información, decidió probar un experimento con una docena de sus estudiantes de física en Louisville, Kentucky.

La noticia llegó a oídos de la novia de uno de esos estudiantes. Ella había desarrollado recientemente un gran interés por el silencio y el amor a la meditación, así que pidió asistir. Su nombre era Carla L. Rueckert.

Don no le dijo al grupo lo que podría ocurrir, sólo que posiblemente ocurriría algo interesante si meditaban juntos. En realidad estaba intentando llevar a cabo un experimento científico para ver si los estudiantes recibían contacto telepático extraterrestre sin que se lo pidieran. Transcurrido algún tiempo sin resultados definitivos, Walt Rogers visitó al grupo y canalizó desde su fuente, Hatonn, la entidad con la que había experimentado el encuentro cara a cara. Hatonn dijo que habían estado intentando canalizar a través de algunos miembros del grupo de Don, pero que los estudiantes no eran conscientes de que las impresiones que habían estado recibiendo—pero no verbalizando—procedían de extraterrestres. Elkins consideró que este suceso anulaba la validez científica del experimento, pero sí empezó a dar resultados. Luego de esta visita todo en el grupo, excepto Carla, aprendieron cómo canalizar; ella prefería la meditación en silencio.

Los respectivos rumbos de Carla y Don tras este encuentro les llevaron por caminos diferentes durante algún tiempo, pero finalmente se reunirían y se unirían oficialmente en una misión compartida de investigación y búsqueda en 1968. Dos años más tarde formarían la Compañía L/L, cambiando su nombre a L/L Research en 1976. Y fue en 1974—doce años después de que Carla asistiera al primer experimento de canalización de Don—cuando Don le pidió a Carla que se dedicara ella misma al servicio de canalización. No por casualidad, fue el mismo año en que Elkins empezó a conservar (no a desechar o reciclar) las grabaciones en casete de las canalizaciones. Los mensajes dieron un salto cualitativo gracias a la aptitud de Carla para la canalización y a las mejoras que introdujo en los rudimentarios protocolos de canalización de Don. Entre estos refinamientos, Carla desarrolló los procedimientos cruciales de afinar el instrumento y desafiar el contacto que se convirtieron en sellos distintivos del estilo de canalización de L/L Research.

En 1978, Jim McCarty vivía aislado en una cabaña de madera que construyó en sus 132 acres de tierra en los bosques del centro de Kentucky. Una noche, mientras escuchaba en su radio a pilas la emisora WKQQ que transmitía desde Lexington, Kentucky, escuchó una entrevista con Don Elkins y Carla L. Rueckert sobre el tema de los ovnis. Fascinado, Jim esperaba conocerlos algún día. Un año más tarde, su deseo se hizo realidad cuando unos compañeros que los conocían le presentaron a Don y Carla. Después de conducir hasta Louisville todos los domingos por la noche durante un año para asistir a sus meditaciones de canalización, Don y Carla invitaron a Jim a unirse a ellos para ayudarles en su investigación. Jim se mudó con ellos el 23 de diciembre de 1980.

Veintitrés días después, el 15 de enero de 1981, mientras Carla enseñaba a un estudiante a canalizar, una voz habló a través de Carla y dijo: «Soy Ra». Antes de esta sesión, todas las canalizaciones de Carla se habían hecho conscientemente, pero al servir como instrumento para canalizar a Ra, quedó completamente inconsciente. De una forma que nunca fue plenamente comprendida por Don, Carla o Jim, abandonó su cuerpo para el contacto con Ra. Ra pudo entonces operar remota y mecánicamente las cuerdas vocales de Carla para producir respuestas a las preguntas de Don. En cada una de las 105 sesiones siguientes a la primera, Carla caía en un estado inconsciente, completamente en desconocimiento de lo que pasaba a través de ella. No fue hasta la sesión 23 cuando Don empezó a mostrarle las transcripciones de las palabras de Ra. Antes se las había ocultado para preservar la viabilidad científica del contacto.

El contacto de Ra fue un salto cuántico tan grande en profundidad de percepción y amplitud de visión que Don, Carla y Jim se dedicaron por completo a este contacto durante los tres años y dos meses siguientes. [^1]

La conversación con Ra

El estilo de contacto con Ra era sólo de preguntas y respuestas. Consideraron que este formato era el mejor para garantizar que no se coartara el libre albedrío de cada persona del grupo. Ra describió su contacto como de «banda estrecha», lo que significaba varias cosas: una, que se requería una concentración y disciplina considerables para mantener su contacto; dos, que la calidad de la información era de mucha mayor precisión y profundidad que la disponible a través de la canalización consciente; y tres, que deseaban centrarse principalmente en la filosofía y en los principios espirituales atemporales, lo que significaba evitar la información transitoria que no tenía valor duradero.

Ra eligió a Don, Carla y Jim para comunicarse porque, por supuesto, Don y Carla habían estado practicando y refinando el proceso de canalización durante años. Pero lo más importante es que eligieron a estos tres buscadores porque, como grupo, gozaban de una armonía significativa, sostenida y casi sin esfuerzo. De igual importancia era la absoluta pureza de deseo de Carla y su total dedicación al servicio del Creador Único Infinito, especialmente a través de la comunicación, y más especialmente a través de la canalización. Estos factores apoyaron el contacto Ra de una manera estable que finalmente produciría 106 sesiones explorando la Ley del Uno.

Los preparativos para el contacto con Ra comenzaban la noche anterior a cada sesión. Don, Carla y Jim meditaban juntos y luego repasaban la sesión anterior, elaborando nuevas preguntas para plantear a Ra. Se descubrió que las transferencias de energía sexual alargaban las sesiones con Ra al aumentar las energías vitales de Carla, por lo que Carla y Jim, habiendo desarrollado ya una relación íntima, dedicarían esta transferencia al Creador Único y al contacto de Ra. La mañana de la sesión, Don, Carla y Jim tomarían un desayuno ligero, y después Jim le daría a Carla un masaje en la espalda para mitigar el dolor artrítico que acabaría produciéndole el estar tumbada sin moverse durante una hora.

Entre el desayuno y la sesión, meditaban juntos en la sala de estar, y durante esta meditación Don a menudo recibía una o dos preguntas para hacerle a Ra. Luego se retiraban a la habitación de Ra y colocaban a Carla en la cama, en el centro de la habitación. Jim preparaba las tres grabadoras para que la grabación fuera un éxito. Don medía lo que Ra llamaba los «accesorios»—la Biblia, el incienso, el cáliz de agua y la vela—para asegurarse de que estaban en el lugar óptimo, según las instrucciones de Ra. (Estos objetos fueron elegidos por Ra debido a su significado personal para Carla, ya que ella había servido en el gremio del altar de su iglesia y había vestido el altar con estos objetos cada domingo. Fueron un gran consuelo para ella mientras abandonaba su cuerpo).

Ra dio al grupo un ritual de protección llamado el Círculo del Uno, en el que Don y Jim caminaban alrededor de Carla mientras repetían las palabras que reflejaban su deseo de servir a los demás. Entonces Don tomaba su silla y repasaba las preguntas para Ra, y Jim tomaba su silla y comenzaba una meditación que duraría toda la sesión. Visualizaría la luz moviéndose a través de los centros energéticos de Carla desde la parte superior de la cabeza hasta la planta de los pies. Uno o dos minutos después de completar el Círculo del Uno, Ra comenzaba la sesión.

Durante los tres años que duró el contacto con Ra, Don pudo hacerle más de 2.600 preguntas. Sus respuestas le permitieron encajar muchas de las piezas del rompecabezas que necesitaba para responder finalmente a sus preguntas más grandes y apremiantes.

El Buscador Busca al Uno

Ra dijo que cada uno de nosotros es un buscador de la verdad. A medida que fortalezcamos nuestra voluntad de buscar la verdad y nuestra fe en que encontraremos amor en nosotros mismos y en el mundo que nos rodea, seguramente también encontraremos nuestra verdadera naturaleza, que es otra forma de decir, el Creador Único Infinito. Como dijo Ra:

El buscador busca el Uno. Este Uno debe ser buscado, como hemos dicho, por el yo equilibrado y que se acepta a sí mismo, consciente tanto de sus distorsiones aparentes como de su perfección total. Descansando en esta consciencia equilibrada, la entidad abre entonces el yo al universo, que es. La energía luminosa de todas las cosas puede entonces ser atraída por esta intensa búsqueda, y allí donde la búsqueda interior se encuentra con el prana cósmico atraído, tiene lugar la realización del Uno.

Durante nuestras sesiones de canalización, la Confederación casi siempre comienza cada sesión aconsejando a los buscadores que consideren los mensajes cuidadosamente y que luego utilicen su propio discernimiento para determinar lo que es útil y verdadero para uno mismo, y dejen el resto atrás. Hacemos eco de este sentimiento para los lectores de este libro, animando a todos los que lean las palabras de Ra a acercarse a ellas con una mente abierta, pero con discernimiento. Hemos utilizado la palabra «verdadero» más arriba, pero te recordamos que tú eres la verdad que buscas; ningún mensaje, filosofía o combinación de palabras puede igualar o sustituir lo que tú eres.

Bendiciones en tu viaje de búsqueda del Creador Infinito en ti mismo, en tus amigos y familia, y en el mundo que te rodea.

Dedicación

Habría sido un honor para mí trabajar con Don y Carla incluso sin el Contacto de Ra. La armonía entre nosotros tres era tan obvia y fácil que se sentía como viejos amigos reuniéndose de nuevo para otra aventura en la consciencia. Todo lo que hacíamos se sentía como lo que debíamos hacer para servir de la mejor manera que nuestros corazones sabían. Don era como un hermano mayor que conocía los secretos de cómo jugar el juego de la vida que Carla y yo apenas estábamos aprendiendo.

Tras el contacto de Ra y el fallecimiento de Don, Carla y yo compartimos una vida juntos durante 28 años como marido y mujer, y se convirtió en el amor más dulce y querido amor de mi vida. Ahora que ella también se ha ido, yo, con mis actuales compañeros Gary Bean y Austin Bridges, continuamos el trabajo que ella y Don iniciaron en 1968 como Love & Light Research.

Por todas estas razones este libro está dedicado a Donald T. Elkins, cuya inteligencia, intuición y experiencia con lo paranormal lo prepararon perfectamente para mantener una asombrosa conversación con los de Ra, y a Carla L. Rueckert, que ofreció sin miedo su vida al servicio del planeta Tierra al servir de instrumento para el contacto de Ra. La sabiduría de Don y el amor de Carla abrieron un camino a través del velo del olvido para cualquiera que se convirtiera en buscador de la verdad.

— Jim McCarty

Nota para el Lector

Cuando Don, Carla y yo teníamos estas sesiones con Ra a principios de los 80, sabíamos que estábamos viviendo los mejores días de nuestras vidas. Sabíamos que este trabajo era la razón principal por la que estábamos en esta Tierra. Apenas podíamos creer nuestra buena suerte de estar involucrados con entidades extraterrestres que hablaban de forma tan elocuente, tan precisa y tan profunda sobre la naturaleza de la creación, cómo evolucionamos todos a través de ella, el significado de la vida y cómo el amor, la luz y la unidad son los componentes básicos de todas las cosas. Sencillamente, Ra habló el lenguaje de nuestros corazones y nuestras almas, y vibramos en armonía con todo lo que tenían que decir.

A lo largo de los años hemos descubierto que existe una pequeña comunidad de buscadores de la verdad que también tienen esta poderosa vibración simpática con la información de Ra. Si eres una de estas personas, bienvenido a nuestra familia. Incluso si nunca nos encontramos, es bueno saber que estás aquí. En nuestro servicio compartido al Creador Único Infinito siempre estamos juntos, sin importar la apariencia de nuestras realidades físicas. Así que te enviamos nuestro amor y luz y te pedimos que compartas tu amor y luz con todos los que conozcas en todas las experiencias de vida presentes y futuras.

— Jim McCarty


[^1]“ Para leer un relato más profundo de los eventos que llevaron al contacto con Ra, consulta nuestro libro Tilting at Windmills.